jueves, 6 de octubre de 2011

Serendipias de lo sobrenatural

La Providencia que gobierna el mundo
de modo que derrota a cualquier mente
creada, antes que llegue a ver el fondo

La palabra serendipia no está en el diccionario de la RAE. Es mucho más español usar los términos "casualidad", "fortuna" o "coincidencia". Como es un neologismo inglés del siglo XVIII, serendipity, cuya historia remite a un cuento persa que acontece en un pais llamado Serendip, pues puede ser normal que no venga. De hecho una película reciente que tenía ese título Serendipity se optó por dejarlo tal cual en España y traducirlo en hispanoamérica con mucho mejor tino como "Señales del amor".

Hace tiempo que usé de ese sentido de "señal" asumido en la traducción hispanoamericana para definir algo de lo que todos tenemos experiencia y que antes simplemente traducíamos como "providencia" o "providencial" cuando lo aplicábamos a una situación de rara coincidencia donde atisbábamos una señal de lo alto. Que la señal sea una verdadera o falsa apreciación de algo meramente casual o no, no es el tema, pues ese juicio definitivo correspondería a una autoridad de orden divino. En cambio a nosotros sí nos deja cierta certeza moral de lo providencial del suceso cuando sucede. Eso es lo que llamo la serendipia de lo sobrenatural. Como he dicho, hay ejemplos célebres en la historia. Incluso Santo Tomás dedicó una cuestión entera de la Suma al término, que clásicamente era conocido como "hado", término que sí viene en la RAE y que de haber tenido algo más de cultura habría dado a los que se encargan de ello la correcta traducción del título de la película citada. Santo Tomás cita a Boecio para determinar que el Hado sí existe y conectarlo con el orden de las cosas existente en la providencia divina:

Pero Boecio define el hado diciendo: Es una disposición inherente a las cosas mutables, por la que la Providencia las coordina en un determinado orden. Por lo tanto, el hado es algo.
Y en efecto, el hado es algo y por eso puede ser percibido por nosotros con una certeza moral. Es lo que de toda la vida se ha llamado sentido sobrenatural. El saber que la vida tiene dimensiones sobrenaturales que no solo trascienden el devenir de la realidad, sino que la anteceden, la compañan y la llevan a término ordenándola a la voluntad de Dios. Más o menos como la acción de la gracia en la voluntad. Cristo lo planteó de modo tan radical que llegó a afirmar, sin complejos de ninguna clase, que no se caía ni un pelo de nuestras cabezas sin que Dios lo dispusiera. Por eso hemos de confíar en que nunca nos faltará de nada. Pero eso tampoco es el tema que quiero tratar, aunque ya me he extendido suficiente en el preámbulo del mismo porque era obligado.

La última serendipia de lo sobrenatural que he vivido.

Lo que viene al caso aquí es que acababa de terminar de publicar la entrada anterior sobre lo que temen los tibios y nada más publicarla tocan a la puerta y me llega el mensajero de la empresa de paquetería que me trae el último libro de Gherardini, que pedí en Italia hace unos días. Eso es mera coincidencia. Lo que ya no lo es tanto es que nada más abrir el envoltorio y coger el libro por el reverso me encuentre esta contraportada, tomada seguramente del interior del libro:



Domanda: Chi ha paura del Vaticano II?
Risposta: Chi se ne fa paladino.

Es un texto sencillo cuya traducción sería: 

Pregunta: ¿Quién tiene miedo del Vaticano II?
Respuesta: Aquel que se erige en paladín del mismo.

Toda una serendipia de lo sobrenatural a mi modo de entender y con un texto que explica el miedo de tanto tibio al Concilio que hace que se erijan en defensores a ultranza del mismo más allá de todo lo razonable y admisible en la sana teología que siempre interpretó y discernió en los documentos magisteriales lo que querían decir y lo que verdaderamente era importante en los mismos como palabra del magisterio. Dios gusta de dar esta clase de refrigerios a las almas cuando sufren el cansancio y el polvo y sequedad del camino. Es responsabilidad de uno saber el modo en que ha de aceptarlas.

M.D.

3 comentarios:

Eagleheart dijo...

Pero entonces no es que sea paladín del Concilio, sino que es paladín de una imagen que tiene/construye sobre el Concilio, ¿no?

Salu2. Paz y Bien.

Miles Dei dijo...

Uno puede defender ciegamente, sin imagen alguna. Dando palos de ciego, como dice el refrán. Es muy probable que el que se acerque a tal persona para intentar quitarle la venda de los ojos para que vea mejor en orden a la defensa reciba palos también.

Eagleheart dijo...

También, no lo había pensado:

http://www.eltomahawk.com/wp-content/uploads/2010/11/ciegos1.jpg

Muy bien vestidos y diestros, parecen, eso sí.