lunes, 31 de octubre de 2011

Fray Ejemplo es el primer y mejor predicador.

¡O milicia de cielo que ahora miro,
ruega por los que se hallan en la tierra
detrás del mal ejemplo desviados!

La noticia de hoy a unos días de Asís es que el Papa en su audiencia a los obispos de Angola y Santo Tomé en visita "Ad limina" ha condenado la hechicería y la brujería.


El Papa habló sobre el peligro de que se combine la religión católica con otras religiones tradicionales africanas que practican la brujería. Y es que aunque muchos de ellos están bautizados, caen en prácticas de brujería motivadas por costumbres culturales. El Papa condenó estos actos que en algunos casos llevan al sacrificio de niños y mayores.

Perfecto, estupendo. Es ni más ni menos que lo que manda la doctrina católica y el celo de pastor.

Ahora que tal un poco de ejemplo y una petición pública de perdón por la profanación de la Porciúncula y reparación ante Dios por lo que pasó con el hechicero en Asís hace unos días a la par que su condenación.

Así no habría que echar la culpa a los creyentes porque lleven escándalo y error al proceso hacía Cristo de los demás.

Así estos infelices no son dignos de ser llamados mis Ministros: son demonios encarnados, porque por sus delitos se conformaron con la voluntad de los demonios, y por eso hacen su oficio, (...) conduciéndolos á la culpa, los dirigen por el camino de la mentira, aunque el que los sigue, no puede excusarse de culpa, porque no puede ser precisado á culpa de pecado mortal, ni por estos demonios visibles, ni por los invisibles, porque nadie debe atender á la vida que tienen, ni seguir lo que ellos hacen; sino como os amonesto mi Verdad en el santo Evangelio, debéis hacer lo que os dicen, que es seguir la doctrina que se os da en el cuerpo místico de la santa Iglesia, declarada en la santa Escritura por medio de los Predicadores que van á anunciar mi palabra; y ay de vosotros si seguís su mala vida, o si los castigáis como merecen, porque me ofenderéis. Dejadlos con su mala vida, y vosotros to mad la buena doctrina, y déxad á mí el castigo, porque yo soy el Dios eterno, que premio toda buena obra, y castigo las malas: se les castigará por la dignidad que tuvieron de ser mis Ministros; y serán castigados mas rigorosamente, si no se corrigen, que todos los demás» porque recibieron mas de mi bondad; y así habiéndome ofendido tan gravemente, son dignos de mayor castigo. Asíque considera como son demonios, así como de mis elegidos te dixe gue eran ángeles en la tierra, y por eso hacían el oficio de ángeles. 

(Santa Catalina de Siena, Los Diálogos)

M.D.

De Olokún a Cthulhu y vuelta. Los terrores del nuevo milenio sólo para frikis.

Y, cual de un pensamiento el otro sale,
así nació de aquel otro después,
que mi primer espanto redoblaba.


Si tuvieramos que establecer que hay una contrapartida a las obras fantásticas de inspiración cristiana como las de J. R. R. Tolkien y C. S. Lewis, sin duda habría que citar a H. P. Lovecraft y sus mitos del Cthulhu. No ya por haber conseguido explicar toda una preternaturalidad terrorífica sin salir del orden material, haciendo una auténtica inversión de lo que hasta entonces era el mal de poderes espirituales en los cuentos de terror, sino porque el terror caótico irracional que se impone y deja en desolación y pérdida de cordura al alma humana, inerme ante los poderes que se suceden, en Lovecraft es la más precisa antítesis de la esperanza que se muestra en las obras de los autores cristianos y que sólo puede recordar a un término bíblico. La abominación de la desolación. El espíritu desaparecido en la irracionalidad de lo material y la esperanza hundida en la destrucción sine fine de lo que de por sí es corrompible como única entidad eterna. No hay Dios ni espíritu ni esperanza, sólo eterno devenir de lo irracional.

Hemos visto la gran impostura del cantor de Olokún en Asís. Es increible como todavía hay gente que dice que "al menos no ha matado un pollo" sin darse cuenta que el acto ha sido similar e idéntico. Un sacrificio pagano a los poderes malignos para restarurar el orden material en favor de los hombres. Lo que viene a ser un "pacto satánico" de toda la vida, sólo que sin esos romanticismos gore de sangre y carne y con todo el poder de lo espiritual y por tanto preternatural al ser humano. Pero lo sorprendente, para aquel que está abierto a comprender la historia más allá de una mera inferencia de causas sin sentido, es la relación que Olokún y la religión de Ifa guarda con los mitos del Cthulhu.

Esta relación en realidad es al contrario. Lovecraft parece haberse basado en mitos de la antiguedad para realizar sus novelas. En este aspecto la referencia a Dagón en su famosa creación del pueblo de Insmouth es paradigmática. Pero las similitudes con el culto de Olokún y le religión de Ifa, comienzan a percibirse cuando aparte de los sacrificios humanos ofrecidos por pescadores en esa secta dagoniana, Lovecraft deja caer la vinculación de su mitología con los cultos vudú de Louisiana, incluyendo referencias a misteriosos cantos Africanos: "Las orgías vudúes se habían multiplicado en Haití, y en África se había hablado de unos cantos misteriosos." Esta cita es del primer capítulo de "La llamada del Cthulhu" donde el autor muestra su apercibimiento de una línea maligna y antiquísima en la historia de los hombres cuyo caos e irracionalidad sólo puede percibirse como terror y falta de cordura cuando se percibe en todo lo que implica. Lovecraft en esto es un auténtico maestro pues no concibe un bien o un mal espirituales, sino que al final se entiende que todo es algo caótico que ni repara en nosotros ni ante lo que nada podemos hacer y que para nada contó con nosotros. En realidad corresponde a los discípulos de Lovecraft el haber introducido conceptos religiosos en los mitos y haberles hecho perder la pureza del terror irracional propio de Lovecraft.

 

Donde quiero llegar es a la inspiración de Lovecraft, que sin duda está en parte en la cultura de Benin y la religión Ifá de los yoruba. La misma descripción de Cthulhu parece tomada de la imagen de Olokún que aparece en esta máscara de marfil del antiguo reino de Benin, vinculado a los Yoruba y a su religión:

  El colgante-máscara dedicado a Olokún pertenece hoy día al Museo Metropolitano de Nueva York y llegó a él en los setenta de una donación de la colección Rockefeller. El origen de la máscara está en el expolio y destrucción del reino de Benin por los británicos en 1897 y seguramente Lovecraft tuvo la oportunidad de verla en su momento expuesta en algún sitio. Leamos en "La llamada del Cthulhu" como es este ser:

Sobre esos supuestos jeroglíficos había una figura de carácter evidentemente representativo, aunque la ejecución impresionista impedía comprender su naturaleza. Parecía una especie de monstruo, o el símbolo de un monstruo, o una forma que sólo una fantasía enfermiza hubiese podido concebir. Si digo que mi imaginación, algo extravagante, se representó a la vez un pulpo, un dragón y la caricatura de un ser humano, no traicionaré el espíritu del dibujo. Sobre un cuerpo escamoso y grotesco, provisto de alas rudimentarias, se alzaba una cabeza pulposa y coronada de tentáculos; pero era el contorno general lo que la hacía más particularmente horrible. Detrás de la figura se embozaba una arquitectura ciclópea. 

El parecido es más que sorprendente, pero para despejar toda casualidad, Lovecraft describe la tiara que supuestamente lleva la persona de la máscara en una de sus novelas. Así leemos en "La sombra sobre Insmouth", donde entre los detalles de la fantasía, percibimos cual es la realidad en la que se ha basado:
No fue mi sensibilidad estética lo que me hizo abrir literalmente la boca ante el sobrenatural esplendor de aquella portentosa fantasía que descansaba sobre un cojín de terciopelo rojo. Incluso ahora sería incapaz de describirlo con precisión, aunque no cabía duda de que era una tiara, como decía la inscripción que había leído. Su parte delantera era muy elevada, y su contorno ancho y curiosamente irregular, como si hubiera sido diseñada para una cabeza caprichosamente elíptica. Parecía de oro, aunque poseía una misteriosa brillantez que hacía pensar en una aleación con otro metal de igual belleza y difícilmente identificable. Su estado de conservación era casi perfecto. Me podría haber pasado horas enteras estudiando los sorprendentes y enigmáticos adornos -unos, simplemente geométricos, otros, sencillos motivos marinos-, cincelados o moldeados con maravillosa habilidad.
Cuanto más la miraba, más fascinado me sentía, y en esta fascinación encontraba algo inquietante e inexplicable. Al principio pensé que era una extraña calidad artística lo que me desasosegaba. Todos los objetos de arte que había visto anteriormente pertenecían a algún estilo o a alguna tradición nacional o racial conocida, o a alguna de esas tendencias modernas que rompen con toda tradición. Pero aquella tiara no estaba en ninguno de los dos casos. Denotaba claramente una técnica muy definida, de gran madurez y perfección, aunque totalmente distinta de cualquier otra, oriental u occidental, antigua o moderna. Jamás había visto algo parecido. Era como si aquella preciosa obra de artesanía perteneciese a otro planeta.
Pero no tardé en darme cuenta de que mi turbación se debía a otra causa, quizá igualmente poderosa, esto es, a sus extraños motivos ornamentales que sugerían desconocidas fórmulas matemáticas y secretos remotos hundidos en inimaginables abismos del tiempo y del espacio. La naturaleza representada en los relieves, invariablemente acuática, resultaba casi siniestra. Había unos monstruos fabulosos, extravagantes y malignos, unos seres mitad peces y mitad batracios que me obsesionaban hasta el extremo de despertar en mí una especie de pseudo-recuerdos. Era como si yo mismo tuviera de ellos una vaga memoria, remota y terrible, que emanase de las células secretas donde duermen nuestras imágenes ancestrales más espantosas. Me daba la impresión de que cada rasgo de aquellos horrendos peces-ranas desbordaba la última quintaesencia de una maldad inhumana y desconocida.

Más adelante en la continuación de los mitos. Una de las autoras modernas, Joana Russ, no dejará pasar por alto esa relación en una novela titulada "Mi bote" escrita en 1976 (poco después de la exposición en el Metropolitan de la mascarilla)
–No, Jim. No es teca. Es cedro del Líbano. Puedes darte cuenta ahora por qué en la escuela yo no puedo tomar en serio ese sinsentido acerca de los parajes y dónde se encuentran y qué sucede en ellos. ¡Petróleo en el Líbano! Cedro es lo que tienen. Y marfil. He permanecido allí mucho, mucho tiempo. He hablado con el sabio Salomón. He estado en la corte de la Reina de Saba, y he hecho un trato eterno con las mujeres de Knossos, el pueblo de la doble hacha, que es a la vez la Luna creciente y menguante. He visitado Akhnaton y Nofretari, y he visto poderosos reyes en Benin y en Dar. Incluso voy a la Atlántida, donde la Pareja Real me enseña muchas cosas. El sacerdote y la sacerdotisa me instruyen de qué manera conseguir que Mi Bote vaya a donde yo desee, aun debajo del mar. ¡Oh, sostenemos innumerables charlas provechosas en la terraza del Pahlahss, al anochecer!
Era real. Todo era real. Ella no tenía quince años, Milt. Se sentó en la proa, frente a los controles de Mí Bote, y había tantos cuadrantes y palancas y botones e interruptores e indicadores sobre ese aparato, como en un B-57. Y ella era por lo menos diez años mayor. Al Cappolino, asimismo, aparecía como una figura que había visto en un libro sobre la historia de sir Francis Drake, y llevaba el pelo largo y una barbita puntiaguda. Vestía igual que Drake, exceptuada la gorguera, y llevaba rubíes en las orejas y anillos en todos los dedos; y él tampoco tenía diecisiete años. Una cicatriz apenas perceptible corría desde la línea del cabello, en su sien izquierda, hasta debajo del ojo en el pómulo. Yo alcanzaba a ver que el cabello de Cissie, bajo su turbante, estaba trenzado en una forma muy elegante. Desde entonces, lo veo. Oh, desde tiempos remotos todo el Mundo ha estado «paseándose en bote». Lo he visto en el Metropolitan Museum, en mascarillas esculpidas en la ciudad de Benin, en África. Antiguo, Milt, con siglos de antigüedad.
Tampoco les ha pasado desapercibida la similitud a los frikis de los mitos de Lovecraft. que llegan a verla hasta en los himnos a Olokún y el mismo lenguaje de los Yoruba.

En fin, que queda claro que la deidad Olokún y el terror novelesco más opuesto a Dios que concebirse pueda se han dado cita de la mano de Lovecraft, que parece haber descrito proféticamente en "La llamada del Cthulhu" el mal que se esconde bajo la apariencia de una inócua tradición religiosa africana y la situación que hemos vivido en Asís:
Pero no se necesitaron muchas preguntas para comprobar que se trataba de algo más antiguo y profundo que un fetichismo africano. Aunque degradados e ignorantes, los prisioneros se mantuvieron fieles, con sorprendente consistencia, a la idea central de su aborrecible culto.
Adoraban, dijeron, a los Grandes Antiguos que eran muy anteriores al hombre y que habían llegado al joven mundo desde el cielo. Esos Antiguos se habían retirado ahora al interior de la tierra y al fondo del mar, pero sus cadáveres se habían comunicado en sueños con el primer hombre, quien inventó un culto que nunca había muerto. Este era ese culto, y los prisioneros dijeron que había existido siempre y que siempre existiría, ocultándose en lejanías desiertas y lugares retirados hasta que el gran sacerdote Cthulhu saliese de su sombría morada en la ciudad submarina de R'lyeh para reinar otra vez sobre la Tierra. Algún día vendría, cuando los astros ocuparan una determinada posición; y el culto secreto estaría allí, esperándolo.
Les invito a ver la máscara-colgante no en sus fotos de frente, sino en los perfiles y junto con la otra que existe en el Museo Británico.  Ambas tienen un notable parecido con la descripción del Apocalipsis 13, desde las diademas de los cuernos (ocultos en las fotos de frente) a los títulos blasfemos en las cabezas y sorprendentemente, ambas tienen una cabeza, la primera de ellas, cortada, "herida de muerte".

¿Qué digo, pues? ¿Que lo inmolado a los ídolos es algo? O ¿que los ídolos son algo? Pero si lo que inmolan los gentiles, ¡lo inmolan a los demonios y no a Dios! Y yo no quiero que entréis en comunión con los demonios. (1Co 10,19-20)

Cthulhu, Olokún, Dagón... Los terrores del nuevo milenio que ya hemos iniciado superan a los del año mil. Mucho más cuando le sumamos que en las vísperas de este Asís una extraña aurora roja iluminó el cielo del hemisferio norte asombrando a los científicos y recordando otros hechos profetizados...   

viene del septentrión áureo resplandor, y se reviste Dios de terrible majestad.  (Job 37,22)

Una muchedumbre clama ¡Ven Señor Jesús! mientras los momentos de la historia de una humanidad que se cree elevada por sus propias fuerzas a lo más alto se desmoronan en avalancha de mal.  

Y el próximo viaje del Papa es a la actual República de Benín, justo al lado del antiguo reino (del que tiene parte del territorio junto con Nigeria) y donde hay una significativa presencia Yoruba.

No hay en el mundo fortuna mayor, creo, que la incapacidad de la mente humana para relacionar entre sí todo lo que hay en ella., así comienza "La llamada del Cthulhu" Y como la víctima en el papel de villano de esa inolvidable "V de Vendetta" sólo puedo decir que "yo, al igual que Dios,ni juego al azar, ni creo en la casualidad."

¡Ven Señor Jesús! ¡Ven pronto!

M.D.





viernes, 28 de octubre de 2011

Et vidi de mare bestiam ascendentem... et cornua La idolatría en Asís

Vosotros que tenéis la mente sana,
observad la doctrina que se esconde
bajo el velo de versos enigmáticos.

Por fin he tenido un rato tranquilo para poder buscar las imágenes del adivino de Ifá en su acto idolátrico ante el Santo Padre en la Iglesia de la Porciúncula (Nuestra Señora de los Ángeles) en Asís. Además, he tenido tiempo para meditar e informarse sobre lo que ha podido ocurrir ahí.

He aquí el vídeo (perdonen la mala calidad). La locutora del evento es la que pone la versión de audio en español de la Televisión Vaticana (CTV) y como se nota fácilmente, posee los textos de las traducciones, limitándose a leerlos sin mucha atención, por lo que se desacompasa con el que habla.


En el minuto 00:50 tienen el inicio del rito. Lo que dice lo pueden oir de boca de la locutora: Se erige en portavoz de los poderes espirituales que lo han mandado y lo que hace es transmitir su mensaje y no el suyo propio.

Su discurso no consiste en otra cosa que en una declaración de relativismo religioso, que queda patente al final del mismo con esta tajante declaración: "Todas las religiones son válidas y agradables al mismo Dios que nos ha creado"

Al final (minuto 04:16) sigue el rito acompañado del cuerno de animal presente ya desde el primer canto en la mano del brujo-sacerdote-adivino yoruba, mientras la locutora explica lo que está haciedo: un auspicio o adivinación Ifá en el que invoca a Olokún para que sus aguas frías traigan paz al mundo. A esto lo llaman "expresarse según una tradición propia y en poesía" 
¿Qué es exactamente lo que ha hecho este hombre? ¿Es sólo un bonito rasgo cultural de esos que tanto gustaban a Juan Pablo II? Creo que nadie mejor que el mismo Wande Abimbola, el brujo africano de este Asís, para que nos exprese que es esto que nos presentan supuestamente como rasgo cultural en forma de poesía. Lo tomamos de su obra: Ifá recompondrá nuestro mundo roto.

Sea lo que sea, que se pueda quitar o poner, para lograr que el universo sea reordenado a su favor, tendrá que ser por medio del sacrificio. Este puede no ser con sangre o comida, sino a través de acciones. Por ejemplo, cuando una viuda ofrece limpiar el trono de Ifá cada cuatro días, bailar y cantar ahí mismo, está ofreciendo un sacrificio.
(Para más sobre el sacrificio en la religión de los Yoruba, ver aquí : Los sacrificios pueden ser no sólo de animales, sino también "de acciones físicas y mentales")

O sea, lo que ha hecho este hombre con su canto adivinatorio es en realidad un sacrificio a una de sus divinidades (la mitología Yoruba no es monoteista estrictamente, sino que como los gnósticos con los eones ve como incognoscible a Dios y prefiere el trato con divinidades más cercanas al hombre creadas por Dios y que han bajado a este nundo en algo que recuerda mucho a una angeleología). No todas estas divinidades son buenas. Hay malignas  y benignas, pero he aquí lo más importante. En la idea del sacrificio está la de invocar a todas por igual. No se repudia a las divinidades malignas por ser malignas. Oigamos de nuevo a este sujeto:

¿Cómo es posible entonces que las fuerzas benévolas y malignas cohabiten en el universo? El punto es, que no existe una relación pacífica entre estas dos fuerzas. Siempre existe el conflicto. Las fuerzas del mal, están siempre luchando contra los humanos. Por eso es que en nuestra parte del cosmos, siempre existe el conflicto. Los conflictos siempre están a la orden del día, no así la paz. Cualquier cosa que se haga involucra una clase de conflicto. Cuando se desayuna, come o cena, no únicamente se crea un conflicto sino que además posiblemente tuvo que ver con la muerte de algunas cosas en el universo. Cuando sale de su auto, pudo haber matado algunos insectos, plantas y otros microorganismos. ¿Cómo es que nosotros podremos tener paz en nuestro lado del cosmos? Para la mayoría de los Africanos, los sacrificios se realizan con el fin de lograr que trabajen para nosotros teniendo, como resultado, paz. Los sacrificios deben involucrar a todas las fuerzas, tanto malignas como benévolas, así como a los humanos. El sacrificio, es la manera de comunicarse con las fuerzas sobrenaturales, para hacerles presentes nuestros problemas. Una vez que los sacrificios han sido aceptados o recibidos, todas las fuerzas están comprometidas a trabajar para los humanos y así lograr resolver los problemas y lograr la paz.

Y más claramente en este otro texto del mismo libro que nos presenta una clara concepción dualista:

Cuando se habla del bien se debe presuponer que también existe un mal, porque no puede existir el bien sin el mal. Por ejemplo, si alguien enferma y a través de un medio, se le pide un sacrificio, este debe ser no sólo para las divinidades del lado derecho sino también para las del lado izquierdo. El hombre no ofrece el sacrificio a las fuerzas de la derecha, sino a sus divinidades en la izquierda. Pero Èsú, que comparte elementos de ambos lados, es quien recibe el sacrificio y lo comparte con ambos lados, así, todos contentos. Èsú le ordenará a las fuerzas de la izquierda, que se alejen de la persona afligida. Así, es como se logra la paz, al menos temporalmente, porque mañana será otro día. Es por esto que los sacrificios deben ser ofrecidos constantemente. Esta manera de ver la vida difícil de entender, sobre todo en Europa y América. Pero es ésta una forma interesante de ver la vida, porque implica que cada uno de nosotros es, en cierta medida, responsable de lograr prosperidad. Así que si se quiere mejorar, hay que ofrecer sacrificios. La paz y la tranquilidad no son puestas como alfombra roja frente a nadie, debe ser buscada. Sea lo que sea, que se pueda quitar o poner, para lograr que el universo sea reordenado a su favor, tendrá que ser por medio del sacrificio.

He aquí el terrible aspecto del sacrificio animista africano que involucra a los demonios (creo que es el término real más exacto) indiscriminadamente con las fuerzas del bien junto a los hombres para lograr una especie de pacto en este mundo que traiga la paz. ¿Es esto lo que ha ocurrido hoy en esa acción-sacrificio-adivinación-canto-recital poético? Por de pronto el adivino ha dicho hablar en nombre de esas "fuerzas sobrenaturales" Y como hemos visto, eso incluye a las malignas y concretado todo en una propuesta inaceptable de indiferentismo religioso. ¿Es esa la sencilla tradición cultural que nos querían colar o algo mucho más serio donde se manifiestan principados, dominaciones y potestades, fuerzas personales que no son de este mundo sino aquellos espíritus del mal a los que se refería San Pablo?

La orisha, divinidad buena invocada, ha sido Olokún. Pero cuando uno se fija en lo que es Olokún se queda pasmado.Lejos de esa belleza de amor que nos contaba la locutora, Olokún es el aspecto más aterrador del mar. El abismo y la frialdad del mar. Como dice alegremente la Wikipedia: Olokún es el Neptuno de los Yoruba. A mi me ha recordado inmediatamente una cosa que sale en Apocalipsis capítulo 13, donde también hay cuernos por medio.  

Peor ha sido encontrarme esta referencia que aparenta ser mucho más detallada y donde se nos dice que: Olokún es una divinidad muy antigua, que en un principio tuvo mucho que ver en la obra creadora. Esta deidad es uno de los pocos dioses al que se solía ofrecer sacrificios humanos. Sin comentarios, pero no dejaré de añadir que este orisha me recuerda también a una famosa idolatría bíblica: Dagón. El dios de los filisteos .

El cuerno es un elemento de estas acciones rituales dotado de poder y que se puede usar para la adivinación o para dar un poder de las divinidades a la persona ante la que se muestra (¿ha sido este el caso?). Para mí llegados a este punto, váyase al cuerno el espíritu de Asís y la cornucopia tan deseada que anhela. Me quedo con la oración a San Miguel y el dicho de Jesucristo de que el nos da y nos deja su Paz no como la da el mundo. 

El afán de este brujo-sacerdote-embajador-lo-que-sea africano no es sino la impostura del anticristo. La paz y el orden mundial por un pacto entre el mal y los hombres bajo apariencia de bien donde al final se rinde pleitesía al señor de los demonios. Y el Papa se lo ha tragado como bonita muestra de tradición cultural en forma de poesía. Mis tragaderas no son tan amplias. Recemos por los que no se dan cuenta de lo que comen y la comida idolátrica que le sirven a la mesa.

M.D.

jueves, 27 de octubre de 2011

¡NO! SANTO PADRE ¡NO! ¡Y MIL VECES NO!

Mas pronto el Vaticano y otros sitios 
elegidos de Roma, cementerios
de la milicia que a Pedro siguiera,
del adulterio habrán de verse libres.

Estaba escribiendo la entrada sobre la publicitación de Asís mientras en una ventana abierta en la pantalla seguía el acto en directo cuando ha entrado en pantalla la intevención que figuraba así en el programa original italiano de la Santa Sede para el acto:

- intervento di Prof. Wande Abimbola (Portavoce IFA e Religione Yoruba)
 
No voy a entrar en los entresijos de la religión Yoruba y su relación con el satanismo, pero sí en lo que he visto con mis propios ojos en un templo católico. Al comienzo y al fin de la intervención ha hecho un canto al que ha acompañado de la agitación de un cuerno (irofa) que se ha sacado de las ropas, mientas la locutora decía que era unos auspicios para el evento. Es ni más ni menos que un acto de plegaria-adivinación de la religión Yoruba. Sin palabras. Se ha repetido la impostura de Asís y en las mismísimas narices de Benedicto XVI que ha asistido impávido con todos los cardenales y obispos presentes a tal acto idolátrico.

Mi ánimo ha sido tal que no he podido seguir las palabras del Papa, que dejo para más adelante. Me basta ver como y qué fuerzas hay en juego en estos actos. Ampliaré el post en cuanto consiga más información sobre el asunto y pueda obtener el vídeo.

_______________________________________________________

ACTUALIZACION:  He creido conveniente exponerla para más claridad en entrada nueva. Video y análisis del acto idolátrico aquí

M.D.

¿Y como presentarán los medios este Asís?

Y como al mensajero que el olivo
trae, va la gente para oír noticias,
y de apretarse esquivos no se muestran


Mantengo que en los encuentros de Asís hay dos errores gravitando sobre los actos: uno de índole doctrinal y otro de índole pastoral. Nuestro querido Papa Benedicto XVI nos promete que va a hacer todo lo posible por evitar el error doctrinal en esta edición de Asís ¿Pero y el error pastoral? ¿No existió? ¿No existe? ¿Como se corregirá?  ¿Se puede corregir o prevenir en todo caso?

En esta entrada lo que planteo es que el error pastoral de Asís consiste en no haber tenido en cuenta la publicitación de tales actos por el mundo.  Pueden presentar la doctrina y la fe más pura, pero si no se comprende que el misterio de iniquidad abarca la publicitación misma de la Iglesia estamos cayendo en la más absoluta ingenuidad que menosprecia esa máxima evangélica de ser sencillos como palomas, pero astutos como serpientes.

Con esto y  en los mismos instantes en que se transmite por las ondas vaticanas el encuentro de Asís, creo que no está de más recordar la hipótesis eclesiológica de Julio Meinvielle al respecto. Así la exponía al final de su obra: "De la Cábala al Progresismo"
Como se hayan de cumplir, en esta edad cabalística, las promesas de asistencia del Divino Espíritu a la Iglesia y cómo se haya de verificar el portae inferí non prevalebunt, las puertas del infierno no han de prevalecer, no cabe en la mente humana. Pero así como la Iglesia comenzó siendo una semilla pequeñísima , y se hizo árbol y árbol frondoso, así puede reducirse en su frondosidad y tener una realidad mucha más modesta. Sabemos que el mysterium iniquitatis ya está obrando; pero no sabemos los límites de su poder. Sin embargo, no hay dificultad en admitir que la Iglesia de la publicidad pueda ser ganada por el enemigo y convertirse de Iglesia Católica en Iglesia gnóstica. Puede haber dos Iglesias, la una la de la publicidad, Iglesia magnificada en la propaganda, con obispos, sacerdotes y teólogos publicitados, y aun con un Pontífice de actitudes ambiguas; y otra, Iglesia del silencio, con un Papa fiel a Jesucristo en su enseñanza y con algunos sacerdotes, obispos y fieles que le sean adictos, esparcidos como "pusillus grex" por toda la tierra. Esta segunda sería la Iglesia de las promesas, y no aquella primera, que pudiera defeccionar. Un mismo Papa presidiría ambas Iglesias, que aparente y exteriormente no sería sino una. El Papa, con sus actitudes ambiguas, daría pie para mantener el equívoco. Porque, por una parte, profesando una doctrina intachable sería cabeza de la Iglesia de las Promesas. Por otra parte, produciendo hechos equívocos y aun reprobables, aparecería como alentando la subversión y manteniendo la Iglesia gnóstica de la Publicidad.
La eclesiología no ha estudiado suficientemente la posibilidad de una hipótesis como la que aquí proponemos. Pero si se piensa bien, la Promesa de Asistencia de la Iglesia se reduce a una Asistencia que impida al error introducirse en la Cátedra Romana y en la misma Iglesia, y además que la Iglesia no desaparezca ni sea destruida por sus enemigos.
Ninguno de los aspectos de esta hipótesis que aquí se propone queda invalidado por las promesas consignadas en los distintos lugares del Evangelio. Al contrario, ambas hipótesis cobran verosimilitud si se tienen en cuenta los pasajes escriturarios que se refieren a la defección de la fe. Esta defección, que será total, tendrá que coincidir con la perseverancia de la Iglesia hasta el fin. Dice el Señor en el Evangelio: "Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe en la tierra?".
San Pablo llama apostasía universal a esta defección de la fe, que ha de coincidir con la manifestación del "hombre de la iniquidad, del hijo de la perdición".
Y esta apostasía universal es la secularización o ateización total de la vida pública y privada en la que está en camino el mundo actual. La única alternativa al Anticristo será Cristo, quien lo disolverá con el aliento de su boca. Cristo cumplirá entonces el acto final de liberar a la Historia. El hombre no quedará alienado bajo el inicuo. Pero no está anunciado que Cristo salvará a muchedumbre. Salvará sí a su Iglesia, "pusillus grex", rebañito pequeño, a quien el Padre se ha complacido en darle el Reino.

En el prólogo a una obra de Pierre Virrión expresará más claramente el concepto usando el término "aparato publicitado de la Iglesia":
El misterio de iniquidad consiste precisamente en que el "Aparato publicitado de la Iglesia" que debía servir para llevar las almas a Jesucristo, sirva en cambio para perderlas y esclavizarlas al demonio. Aquí está el "misterio de perversidad": Que la sal se corrompa y deje de salar (Mt. 5, 13). Fíjese bien el lector que no decimos que la Iglesia deje de llevar las almas a Jesucristo. La Iglesia es indefectible y durará como tal hasta el fin. Pero la Iglesia de Jesucristo puede no identificarse con el ''Aparato publicitado de la Iglesia". La Iglesia de Jesucristo puede mantenerse en las almas fieles a la doctrina que se conservaría en algunos sacerdotes y obispos adheridos a la Cátedra del Pontífice de Roma, mientras que el Aparato mismo de lo que el mundo conoce como Iglesia puede seguir otra doctrina y otra pastoral elaborada por la soberbia de los grandes y publicitados teólogos de la nueva teología.
Si hubiera que resumir la hipótesis de Meinvielle sería así:: "La Iglesia de Jesucristo puede no identificarse con el ''Aparato publicitado de la Iglesia". O sea, que es algo que no debemos dar nunca por supuesto. En un mundo globalmente comunicado esta consideración es de suma importancia. No hay tiempo ya para que la doctrina se asiente más allá del momento mediático de la misma cuando hay miles de momentos mediáticos a cada segundo incidiendo sobre aspectos de la doctrina y para cuyo discernimiento haría falta más que un doctorado en teología, la sabiduría que da el Espíritu Santo para andar incólumes ante los enemigos que usarán de estos medios para erradicar la fe.

Prácticamente en eso mismo consiste la esencia de los ataques al Evangelio ya desde el mismísimo comienzo. Basta un sencillo elemento bíblico para mostrar como la hipótesis eclesiológica de Meinvielle se ha cumplido ya en el pueblo de la vieja alianza. Todo un pueblo cuyo acceso al Mesías aparece velado por la Iglesia de la publicidad y que nos es testimoniado por el evangelista:  Ellos aceptaron el dinero y actuaron según las instrucciones recibidas. Así se divulgó este rumor entre los judíos hasta el día de hoy. (Mt 28,15).

Posteriormente hemos visto estos mismos elementos en la gnosis, denunciados por algunos Santos Padres de la Iglesia, como San Ireneo, que decía claramente en su obra "Contra los hejes" que los gnósticos "adulteran la verdad y lesionan la predicación de la Iglesia"; "mezclan perversamente el yeso con la leche de Dios" y más claramente en cuanto al modo de obrar y anotando la gran responsabilidad que tienen los obispos en estas cuestiones, por no ocurren sin un descuido de su parte:   
Ahora bien, temo que por nuestro descuido haya quienes como lobos con piel de oveja desvíen las ovejas (Mt 7,15), engañadas por la piel que ellos se han echado encima, y de los cuales el Señor dice que debemos cuidarnos (pues dicen palabras semejantes a las nuestras, pero con sentidos opuestos).
Esto es precisamente lo que tememos en Asís. Palabras semejantes, pero con sentidos opuestos a la intención de Benedicto XVI y publicitadas por todos los medios del mundo.

Podemos recorrer toda la historia de la Igleisa encontrando apariciones de este elemento, pero la vigencia de esta hipótesis de Meinvielle aparece hoy día en el mismo ojo del huracán: la hermeneútica del Concilio Vaticano II. Si observamos bien y atentamente lo que dice Meinvielle, es ni más ni menos que la idea central que ronda la homilía del Papa de Diciembre de 2005 sobre la hermeneútica conciliar. El asunto está en discernir, como decía Amerio, si esto se debe a falta de sabiduría al presentar el Concilio o a una desistencia sobre la presentación del mismo, o por otro lado, como señala Gherardini, en que dentro del mismo texto conciliar ya tenemos presente los sentidos opuestos habilmente permeados por los peritos presentes en el mismo Concilio, lo que hace sumamente difícil la labor hemeneútica tal como difícil sería de convencer a alguien de la verdad y unicidad de la Iglesia católica y de Cristo como única solución religiosa del mundo sólo con el encuentro de Asís. Todo ello es impensable sin resalar la sal. Seamos sencillos como palomas, pero astutos como serpientes. Mucho más en Asís.


M.D.




 

miércoles, 26 de octubre de 2011

Mensa daemoniorum Hacia la impostura religiosa vía Asís

Y así pues quien a aquel lugar nombrara
que no le llama Asís, pues esto es poco,
sino Oriente, si quiere ser exacto..
Las palabras del cardenal Etchegaray en este vídeo anunciando que la pluralidad de religiones es algo querido por Dios me han dejado anonadado. Esto no puede ser, me repito una y otra vez cuando contemplo un dicho que tan profundamente es combatido en toda la Sagrada Escritura y es el principio vital de la Redención: recapitular en Cristo todas las cosas.



Cierto que Dios dejó libertad a los hombres para el culto y reverencia debidas que exige la virtud natural de la religión y la conciencia de la primera ley de la naturaleza que es amar a Dios, percibido como Padre y Señor de todo y todos, sobre todas las cosas y entrar en una comunión amigable con el mismo que nos beneficia y es propia de nuestra condición racional. Pero eso no constituye religiones distintas, sino una única religión natural (patriarcal o universal, podemos llamarla) con un único Dios al que se da culto y reverencia libremente y que contrasta enormemente con las deformaciones decadentes de la amplitud del paganismo, lleno de errores a este respecto, sobre todo por su monoteismo y demás atributos que se ponen en Dios. Es tras la caída cuando esa unidad religiosa se pierde a causa del pecado y no podrá darse ya sino en y desde Cristo.

El pecado original lo que hizo fue deformar ese aspecto natural por el que el hombre percibe a Dios y se religa a él de manera que o bien se tenía un concepto errado de Dios o bien se tenía un concepto errado de la virtud de la religión. A veces ambas cosas a la vez, como fue la decadencia sincrética gnóstica del Imperio romano. Por eso no toda expresión religiosa que vemos en el mundo es buena ni permisible ni aceptable como igual que las otras. Mucho menos, querida por Dios, porque hasta pueden haber sido inspiradas por el maligno. Una vez revelado Dios (y volvemos a la importancia de que Dios haya revelado la Ley Natural porque era muy conveniente y necesario dado el estado histórico del hombre en que su corazón estaba confundido por el pecado), nos ha dado la religión verdadera a disposición de todos en la comunión sobrenatural con Cristo, a la que (por ser sobrenatural) se entra por el bautismo y se practica en los demás sacramentos de la Iglesia. Fuera de eso permanecen vigentes los parámetros de la ley natural para personas que desconocen a Cristo. Pero no se puede decir que Dios quiera que haya muchas religiones. Dios ha querido que los hombres practiquen la virtud de la religión según la ley inscrita en sus corazones, que es distinto. Religión sólo hay una ya en el estado histórico del hombre de naturaleza redimida y el profesar otra es idolatría y un cerrarse al don que Dios ha dado al hombre en Cristo, por mucho respeto que le tengamos al que inculpablemente no conoce a Cristo y afirmemos que Dios no le excluye de la salvación si verdaderamente es inculpable de su obrar ajeno a Cristo.

¿No resulta absurdo que en lugar de evangelizar con Cristo, se limite uno a  mantener el plano natural en lo que llaman diálogo interreligioso y a poner en peligro la Buena Nueva por culpa de una mala presentación de ese plano natural que sigue vigente? Eso es Asis. Ese es el error pastoral de Juan Pablo II en Asís. Un escándalo magnificado y ampliado por los que tenían otros errores menos pastorales y más doctrinales. ¡Cuantas personas engañadas en esa falsa Iglesia presentada en los medios! 

Es una impostura religiosa que los que conocemos a Cristo confirmemos en la idolatría a los que no lo conocen, dándoles a entender simplemente que para ellos su comprensión peculiar de la religión y la aplicación, más o menos conforme a la ley natural, que hacen es válida. Sin entrar en los que andan errados doctrinalmente, sí que podemos decir que es un gran error pastoral. Y todo como consecuencia de la inversión antropológica. Ya no es el Dios de la Revelación el horizonte, sino el Dios de la razón humana. Se han quedado en un plano natural sin reconocer que es meramente natural y que Dios se ha revelado donándose gratuitamente (sobrenaturalmente) en Jesucristo. Por eso he dicho mil veces que el único plano del diálogo natural entre religiones es el de la Summa contra Gentiles de Santo Tomás y en el plano doctrinal el de la Mortalium animos de Pio XI.

¿Dónde ha quedado San Pablo en su discurso a los Corinitios cuando habla de la comunión con los demonios? “Todo es lícito, pero no todo conviene; todo es lícito,  pero no todo edifica. Nadie busque su provecho, sino el de los otros. 

¿Dónde ha quedado la doctrina de Pio XI en la Mortalium Animos?
Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio.
Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios.

Me sumo al comentario de Ex Orbe al respecto. Estamos de nuevo en aperitivos escandalosos. Tan escandalosos como la comida que los Corintios hacían de las carnes sacrificadas a los ídolos.

Les dejo el verdadero espíritu del poverello de Asís:


Francisco le respondió (al sultán) con intrepidez que había sido enviado no por hombre alguno, sino por el mismo Dios altísimo, para mostrar a él y a su pueblo el camino de la salvación y anunciarles el Evangelio de la verdad. Y predicó ante dicho sultán sobre Dios trino y uno y sobre Jesucristo salvador de todos los hombres con gran convicción.  

Está tomado de la Vida de San Francisco escrita por San Buenaventura veinte años después de la muerte de San Francisco. Si quieren leer el episodio entero con el sultán lo tienen aquí. 


M.D.

martes, 25 de octubre de 2011

Vade Satanas scriptum est...

Si otras cosas os grita la codicia, 
¡sed hombres, y no ovejas insensatas,
para que no se burlen los judíos!

Acontecimientos intensos estos días previos a Asís. El tictac de la bomba no sólo se ha acelerado con el comunicado de los obispos españoles ante las elecciones en el que obvian a conciencia que la Ley Natural fue muy convenientemente revelada por Dios dada la condición humana, sino con la polémica suscitada por las declaraciones del presidente de la Pontificia Academia para la Vida ahondando en el mismo punto crucial de que la Iglesia no está para decir que está bien y que está mal y desarrollando elementos poco claros y peligrosos de la moral sexual consecuente con la inversión antropológica que hace de la técnica el sustituto de la gracia. Como puntilla final tenemos la  petición de una autoridad pública única mundial que emana de un dicasterio de la Santa Sede. No, no puede pasar por alto que es además secundando el poder mammonario de los bancos centrales. Demasiadas cosas para meditar. Demasiadas cosas que inciden sobre lo teologal de la fe poniendo al día dos mil años de contenidos que parecen dilapidarse en unos lustros y alterar el orden de las cosas. ¿Pero creen que esto no estaba previsto?

Siempre he tenido la convicción teologal de que el cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia y la vida humana de Cristo no son cosas aisladas. Hay un nexo -llámenlo providencial, figurativo, típico o como deseen- entre las acciones de Jesús en su vida y las acciones de la Iglesia, que es su cuerpo extendido en la historia en comunión mística, de bienes. 

El Catecismo de la Iglesia Católica tiene su mérito en la parte que habla de la "Prueba Final de la Iglesia". Difícilmente se puede resumir más una cuestión tan delicada en tres sencillos puntos (675, 676 y 677). En uno de ellos se afirma algo del nexxo al que me he referido anteriormente: "La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap 19, 1-9)." Es obvio que se está reconociendo el nexo por el que la Iglesia sigue los pasos de su Señor en su vida, que vendría a ser figura típica de la vida de la Iglesia en el mundo.

Al hilo de todos estos sucesos, quiero participar un nexo que puede verse en las tentaciones de Cristo. No quiero hacer la obligada alusión a Dostoievsky porque parte de un presupuesto falso. Pero sí quiero recalcar que en el nexo mesiánico y tal como era entendido literalmente por los judíos de ese tiempo hay un elemento que nos induce a pensar que las tentaciones han de repetirse en la vida de la Iglesia antes de la Pascua definitiva..
 “Ya en tiempos de los profetas existía la tradición según la cual el tiempo de la restauración de Israel, los tiempos mesiánicos, se verán precedidos de un período más o menos largo en el que se repitan las experiencias del pueblo de Dios en su peregrinación por el desierto antes de entrar en la tierra prometida. Pero, sobre todo, esta corriente de ideas penetraba íntimamente la conciencia del judaísmo contemporáneo de Jesús. Estaban convencidos de que el Mesías había de venir del desierto y que inauguraría la era mesiánica repitiendo la fenomenología del desierto” (Comentario de los Padres dominicos de Salamanca a la Biblia Nacar-Colunga)

La inversión antropológica ha hecho factible las tentaciones. Al fijarse en la humanidad, al sentir hambre y sed, como Nuestro Señor: la Iglesia no podía menos de quedar abierta para el asalto del mal. El ayuno y la penitencia, de nada valen si no esta la gracia de Dios operando en la humanidad de Cristo. Es un descuido que ya estaba advertido en el principio de este pasaje. Es el Espíritu de Dios el que lleva a Jesús al desierto para ser tentado. Sin ese Espíritu que mueve a Cristo nada se entiende. 

¿Acaso no es patente como desde el Concilio para acá la Iglesia ha sufrido estas tentaciones en propia carne de modo especialmente visible?

La primera tentación: la de la suficiencia material del necesitado como objetivo primario: Si eres el Hijo de Dios, di que esas piedras se conviertan en panes.

La segunda la de la inmersión en el mundo sin miedo ni temor alguno: échate de aquí abajo, pues está escrito: Que te ha encomendado a sus Ángeles, los cuales te tomaran en las palmas de sus manos para que tu pie no tropiece contra alguna piedra. 

Y el asalto definitivo está en le tercera tentación que es la del poder mundano:  mostróle todos los reinos del mundo y la gloria de ellos. Y le dijo: todas estas cosas te daré si, postrándote delante de mí, me adoras.

¿Que decía el Catecismo?

Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el "misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Ts 2, 4-12; 1Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).

Estamos ni más ni menos que en la tercera tentación hecha carne en la vida de la Iglesia. Ya no es la vida personal de cada cristiano en cuanto se nutre del Cristo humano que es tentado para impetrar la gracia que es lo único que puede liberarnos del pecado y la tentación. Estamos en un plano superior y mesiánico que en los tiempos finales refiere directamente a la venida de Nuestro Señor y al Juicio Final.

Cuando la Iglesia ha pedido que se ponga un gobierno mundial financiero, ha dado comienzo público al final de esta tercera tentación donde se mostrará la impotura religiosa suprema, preparada ya en las otras dos.  Nuestro único anhelo a partir de ahora es pedir que se nos conserve en la fe mientras gritamos: ¡Ven Señor Jesús! La tremenda coincidencia de estos momentos con los momentos de las llamadas profecías de San Malaquías no deja de ser asombrosa y objeto de pía y sapiencial consideración mientras los sabios del mundo se dedican a altas disquisiciones de todo tipo y considerarán todo esto cuentos de viejas.

M.D.


viernes, 21 de octubre de 2011

Otra nota aburrida etsi Revelatio non daretur

Así, por no existir hueco ni vía
para salir del fuego, en su lenguaje
las palabras amargas se tornaban.



¡Qué aburrida es Laodicea! Ya tenemos otra aburrida e insulsa nota episcopal ante las elecciones generales. Si siempre se suele comentar estas notas en tono de parole, parole, parole... 

De tanto repetirla la canción suena ya a pura amargura por el aburrimiento y el sano sentido del pueblo latino impone el choteo tal como en su momento lo tuvo la canción original:



Solo una cosa, por aportar al sano y legítimo pitorreo de los que viven a gusto con este tic-tac episcopal. ¿Les parece a ustedes sensato que los mismos obispos den a entender que la Revelación no tiene nada que ver con la Ley Natural? ¿Para qué entonces han sido consagrados obispos del pueblo cristiano?

En su discurso sobre los fundamentos del derecho, pronunciado el mes pasado ante el Parlamento federal de Alemania, el Papa recordaba que “el cristianismo nunca ha impuesto al Estado y a la sociedad un derecho revelado, un ordenamiento jurídico derivado de una revelación. Se ha referido, en cambio, a la naturaleza y a la razón como verdaderas fuentes del derecho [...], la razón abierta al lenguaje del ser”. Nosotros hacemos nuestras consideraciones desde ese horizonte de los fundamentos prepolíticos del derecho, sin entrar en opciones de partido y sin pretender imponer a nadie ningún programa político. Cada uno deberá sopesar, en conciencia, a quién debe votar para obtener, en conjunto, el mayor bien posible en este momento.

¿No es esto una negación práctica de eso que se llama pecado original y que hizo necesario la revelación de dicha ley y la custodia de la misma por el magisterio de la Iglesia? Creo que era Pelagio quien negaba también tal consecuencia. Con esa manía de negar la conveniencia de la Revelación de Dios para la salud del hombre ell tic-tac de la bomba pelagiana se acelera. Nótenlo mientras leen esta cita de la Enciclopedia Católica en la voz Revelación:

La revelación de las verdades de la ley natural ciertamente no es inconsistente con la sabiduría de Dios. Él creó al hombre de manera de concederle dotes ampliamente suficientes para que alcance su fin último. Si hubiera sido de otra manera, la creación habría sido imperfecta. Si además de esto Dios estableció que el logro de la bienaventuranza fuera más fácil aún para el hombre al poner a su alcance un modo más simple y mucho más seguro de conocer la ley de cuya observancia dependía su suerte, esto es una prueba de la generosidad divina; no contradice la sabiduría de Dios. Asumir, como ciertos racionalistas, que solo puede explicarse la intervención excepcional sobre la base de que Dios haya sido incapaz de incluir su designio último en su plan original es una mera petición de principio. Más aún, la doctrina del pecado original proporciona una razón adicional para la revelación de la ley natural. Esa doctrina nos enseña que el hombre, por el abuso de su libre albedrío, ha tornado difícil la consecución de su salvación. Aunque sus facultades naturales no están radicalmente viciadas, su comprensión de la verdad se ha debilitado; su reconocimiento de la ley moral es oscurecido constantemente por dudas y cuestionamientos. La Revelación otorga a su mente la seguridad que él había perdido, y hasta cierto punto repara los males resultantes de la catástrofe que le había sobrevenido.

M.D.

El tic-tac de la bomba pelagiana

Y cual giran las ruedas de un reloj
así que, a quien lo mira, la primera
parece quieta, y la última que vuela;

 
La bomba pelagiana es un artefacto con temporizador. Pero como el temporizador es de cuando no se había descubierto la era digital, podemos oir su tic-tac a poco que agucemos el oído. Eso sí, su tic-tac se acelera por momentos, presagiando un inmenso estallido.


En esta entrada me detengo sólo en un tic y un tac que cualquiera puede oir a día de hoy:

¡Tic!: Asis III, que trae los ecos de Asís II y I y muestra el desorden de la confusión de la gracia interna con la externa en un mismo plano causal por los menos formados capaz de explosionar en forma de sincretismo universal o indiferentismo religioso y relegando la gracia dada en Jesucristo a un mero camino más entre los muchos que tiene el hombre para realizarse con dignidad en el mundo y llevarlo a su perfección (ateismo incluído) No hace falta el laborar por la santificación de los otros en lo sobrenatural, sino sólo el tratarlos para fines comunes de la naturaleza humana en un plano natural.

¡Tac! Prestos a condenar públicamente y de inmediato la profanación de una Iglesia en Roma y el sacrilegio blasfemo y de saña diabólica cometido con una imagen de Nuestra Señora, cuya foto ha dado la vuelta al mundo. ¿Pero cuando se convocará un acto de reparación invitando a reparar a toda la Iglesia por haber sido cometido en el corazón de la cristiandad? La bomba pelagiana resulta en una confusión de índole político. Las acciones sociales ya no tienen repercusiones en lo sobrenatural, sino que quedan remitidas a su legítima autonomía, aunque sean un sacrilegio. Por tanto en sano laicismo basta con condenar o lamentar los hechos con comunicado de prensa o incluso convocar comites de estudios para planear la acción a emprender (¿se resolvió ya algo de aquel del sacrilegio en  la catedral de Córdoba?). La gracia, que se ha de impetrar, no sólo para lograrla sino para conservarla y agasajarla por el don recibido, desaparece del horizonte. Reparar sobrenaturalmente (pedir la sobreabundancia de gracia allí donde abundó el pecado) y mostrar el amor que se tiene, si se hace menosprecio de los dones y de aquel que los da, se convierte en una cosa que no procede o que a lo más, queda relagada a la esfera privada y oculta al público. La percepción social es que los católicos no tienen en estima aquello en que dicen creer y son pusilánimes y tibios en su obrar al respecto.

En el fondo, podemos oir siempre el tic-tac de la bomba allí por donde nos movamos en la relación de la Iglesia con el mundo.

M.D.

jueves, 20 de octubre de 2011

La bomba pelagiana

Yo le creí; y claramente veo
lo que había en su fe, como tu ves
en la contradicción lo falso y cierto.

Esto es un tema difícil. Tan difícil que de verdad pido ayuda al que pueda hacérmelo comprender mejor o con otro punto de vista. Desde la fidelidad al Santo Padre y a la Iglesia no puedo menos de decir lo que viene a continuación. Todo ello con la mejor de las intenciones y con ánimo de intentar comprender el magisterio del Papa y del Concilio en este punto que merecerá otras entradas. A la vez dejar constancia de como se puede orientar la acción pastoral de la Iglesia con una determinada teología a pesar de los riesgos que esta entraña para la fe de los creyentes sin necesidad de caer en la herejía. Mejor que un alto discurso de antropología teológica, un ejemplo vale más que mil palabras para introducirnos al asunto:


¿Como se concilian estas expresiones?

Audiencia del Papa de 27 de Octubre de 2007:
Es evidente que el testimonio personal del predicador y la ejemplaridad de la comunidad cristiana condicionan la eficacia de la predicación.

En definitiva, el verdadero discípulo es el que anuncia el Evangelio de la manera más creíble y eficaz. 

Carta Apostólica Porta Fidei:

El apóstol Pablo nos ayuda a entrar dentro de esta realidad cuando escribe: «con el corazón se cree y con los labios se profesa» (cf. Rm 10, 10). El corazón indica que el primer acto con el que se llega a la fe es don de Dios y acción de la gracia que actúa y transforma a la persona hasta en lo más íntimo.
San Lucas enseña que el conocimiento de los contenidos que se han de creer no es suficiente si después el corazón, auténtico sagrario de la persona, no está abierto por la gracia que permite tener ojos para mirar en profundidad y comprender que lo que se ha anunciado es la Palabra de Dios.

Mientras lo intentan, les ruego que piensen en las mismas y la respuesta que van a dar y sus implicaciones. A la contradicción latente en esas expresiones (y sin duda solucionable según algún modo en la mente de Benedicto XVI)- es lo que llamo, la bomba pelagiana. Un potente explosivo que no tiene su origen en una originalidad de nuestro querido Pontífice,  sino que está presente en toda la Iglesia desde el Concilio Vaticano II como teología que permea la acción pastoral. Una bomba que de no ser desactivada acabará por convertir a la Iglesia  en una secta pelagiana revestida, eso sí, con una hermosa antropología teológica.

Aviso a los navegantes. Tener una bomba en la mano no significa que uno esté muerto por tomarla y usarla, pero sí que hay un gran peligro de que estalle allí donde la llevemos. Ojo, no digo que el Papa convertirá a la Iglesia en una secta pelagiana, sino que lo hará el estallido de la bomba al ser tomada por personas de menos formación. Es más un tema de orden prudencial o una mala concepción pastoral con origen en un concilio que un pecado contra la fe.

Filosóficamente hablando da de lado a toda la discusión moderna sobre la libertad. Simplemente no toma en cuenta ese oscurecimiento de la libertad del cual la psicología y la sociología nos informan en el momento presente de una manera tan preocupante. Consecuentemente se cierra a la situación de hecho del hombre cuya libertad solo entra en vigor a través de un marco de factores que la limitan. Teológicamente hablando, deja de lado todo el conjunto de problemas que Lutero, con parcialidad polémica, juntó en el término "servum arbitrium". Todo el texto apenas da una pista de la discordia que corre con el hombre y que tan dramáticamente está descrita en Romanos 7, 13-25. Aún cae en una terminología francamente pelagiana cuando habla del hombre: "sese ab omni passionum captivitate liberans fienm suum persequitur et apta subsidia...procurat".

Por eso digo que debe tener algún modo en su mente de teólogo de salvar esa contradicción. Mientras tanto los efectos prácticos en aquellos que no lo tienen, son devastadores. Para empezar a muchos los ha llevado al camino del cisma pensando que el Papa (y en el fondo el Concilio y lo que sigue) es hereje en este punto, mientras otros dudan de su capacidad teológica y otros lo ponen -acríticamente- como el mejor teólogo de la historia moderna. En el obrar de la Iglesia hemos asistido a la pérdida total de la sacralidad y del misterio de Dios en aras del culto del hombre y sus esfuerzos por una sociedad más acorde a su dignidad, mientras la piedad personal ha quedado relegada a grupos aislados, ya sea dentro o fuera de la disciplina eclesiástica. Yo, como simple fiel, quiero saber donde está la solución a esa contradicción que condiciona la eficacia de la predicación a la obra del predicador y a la vez dice que la gracia es la que lleva al acto de fe con plena independencia anterior y posterior a la obra del predicador.

M.D.

miércoles, 19 de octubre de 2011

¡Una zancadilla para aquel cuyos pies están para resbalar! (Job 12,5)

La Voluntad absoluta no consiente
el daño; mas consiente cuando teme
que en más penas caerá si lo rehúsa.

De zancadillas va el tema. Zancadillas a la Fraternidad Sacerdotal de San Pio X que vienen de dentro y de fuera. Nada sorprendente y nada que no se esperase. Quizás el climax ha venido con la publicación en estos días de una supuesta carta de Monseñor Fellay a Monseñor Williamson por el blog "Maurice Pinay", que parece ser que ha sido confirmada posteriormente por Monseñor Williamson y donde Monseñor Fellay le trata duramente por sus desobediencias e imprudencias y se le amenaza con no invitarle a Albano y proceder a su espulsión de la Fraternidad por conspirar contra la misma. La carta apareció posteriormente a la difusión de que Monseñor Williamson no estuvo en Albano, aparentemente se trataría de dar así razón del porqué: ya sea por negativa a ir de Monseñor Williamson, ya sea porque finalmente no fue invitado.

Ahí quedaría todo, en unos dimes y diretes, si no hubiésemos conocido el comentario "eleison" CCXX del pasado día 15 de Octubre. Lo cual significa en primer lugar que Monseñor Williamson ha pasado de una de las exigencias pedidas en la carta: dejar de publicar sus comentarios "eleison" y en segundo lugar, que dada la temática abordada en el mismo (el deicidio de los judíos y el abandono de esta doctrina por el Papa) Monseñor Williamson parece que rompe aguas con el silencio impuesto hasta ahora y quiere forzar la situación.

Un aviso: el texto de Monseñor Williamson es un texto que suponemos abordado en su intención por lo estrictamente teológico. Son conceptos (los judíos, el deicidio, la solidaridad en el pecado) que no deben ser tomados en su sentido material, sino teológico y con un serio estudio de lo que se debatió realmente en las sesiones conciliares (según parece el esquema que los exoneraba totalmente el deicidio fue substituido por el actual, en que no se menciona esa palabra y en el que se diceque no se les puede imputar indistintamente la muerte de Cristo, pero lamentablemente de esto no se hablará nunca por no ser políticamente correcto, aunque ya se habló en su momento) y por tanto, aunque la salida imprudente de Williamson está fuera de tono, igualmente lo están aquellos comentarios en que se lo pone de repartidor de odio antisemita, como por ejemplo hace The Vatican Insider y en el fondo harán todos los que se aprovecharán de esto para zancadillear a la Fraternidad en su proceso con la Santa Sede y por supuestos, aquellos que no entienden de otra cosa que del bienestar material de su pueblo como elemento prioritario.

Como se dice en Español, en esto se requiere más paciencia que la del santo Job. Nada mejor que ese texto con el que titulo la entrada, según la traducción de Nacar-Colunga, para comprender lo que se está haciendo en un momento crucial de la Iglesia y qué cúmulo de intereses hay en juego. Hay que seguir rezando y pedir que se cumpla la voluntad de Dios.

M.D.

Hermeneútica de la continuidad (II) El Debate sigue... aunque no nos digan nada.

¡Oh en verdad padre suyo venturoso!
¡Oh madre suya Juana verdadera,
si se interpreta tal como se dice!

El debate en torno al Concilio Vaticano II está candente y continua, aunque en el mundo de habla hispana se nos escamotea el curso del mismo. El blog "Servus Veritatis" nos ofrece una excelente entrada tomada de Sandro Magister con las últimas novedades al respecto en las partes implicadas . La recomiendo vivamente. Pueden leerla aquí. Aunque el artículo original al que nos refiere se extiende algo más por el curso del debate:
En www.chiesa y en el blog "Settimo cielo" la discusión está en curso desde hace varios meses. En ella han intervenido en varias ocasiones Francesco Agnoli, Francesco Arzillo, Inos Biffi, Giovanni Cavalcoli, Stefano Ceccanti, Georges Cottier, Roberto de Mattei, Masssimo Introvigne, Agostino Marchetto, Alessandro Martinetti, Enrico Morini, Enrico Maria Radaelli, Fulvio Rampi, Martin Rhonheimer, Basile Valuet, David Werling, Giovanni Onofrio Zagloba.

En orden, inmediatamente a continuación los anteriores episodios de la disputa, en www.chiesa:

> Los grandes desilusionados por el Papa Benedicto (8.4.2011)

> Los desilusionados han hablado. El Vaticano responde (18.4.2011)

> Quién traiciona la tradición. La gran disputa (28.4.2011)

> La Iglesia es infalible, pero el Vaticano II no
(5.5.2011)

> Benedicto XVI "reformista". La palabra a los defensores (11.5.2011)

> Libertad religiosa. ¿La Iglesia estaba en lo correcto también cuando la condenaba? (26.5.2011)

> Un "gran desilusionado" rompe el silencio. Con un llamado al Papa (16..6.2011)

> Boloña habla: la Tradición está constituida también por "rupturas" (21.6.2011)

Y también en el blog SETTIMO CIELO:

> Francesco Agnoli: il funesto ottimismo del Vaticano II (8.4.2011)

> La Chiesa può cambiare la sua dottrina? La parola a Ceccanti e a Kasper
(29.5.2011)

> Ancora su Stato e Chiesa. Dom Valuet risponde a Ceccanti (30.5.2011)

> Padre Cavalcoli scrive da Bologna. E chiama in causa i "bolognesi" (31.5.2011)

> Può la Chiesa cambiare dottrina? Il professor "Zagloba" risponde (6.6.2011)

> Tra le novità del Concilio ce n'è qualcuna infallibile? San Domenico dice di sì
(8.6.2011)

Y las últimas novedades (sí, hasta el discurso del Papa de 2005 es novedad, porque acaba de repetir la afirmación clave sobre la necesidad de una" recta hermeneútica" del Concilio en la recién estrenada carta apostólica Porta Fidei):


La revista que ha publicado la entrevista al cardenal Cottier:

> 30 Días

__________


Un comentario de Brunero Gherardini a las críticas de Pietro Cantoni:

> Risposta a don Cantoni: fra teologia e amarezza

__________


Una entrevista a Gnocchi y Palmaro sobre su nuevo libro:

> Concilio Vaticano II: il mito di un "superdogma" da cui uscire

__________


El discurso de Benedicto XVI del 22 de noviembre de 2005 que ha abierto las puertas a la discusión sobre la hermenéutica del Concilio:

> "Señores cardenales..."


¿Por qué no cuentan nada de esto en los principales medios de habla hispana? ¿Se merecen el calificativo de trileros mediáticos o simplemente es este excesivo? Más allá de la retórica pienso que el ámbito hispano no ha cambiado mucho en toda la modernidad. Cuando uno mira en profundidad la historia de la Iglesia y de la misma teología, se hace luz para muchas cuestiones del presente. En la siguiente cita de la Historia de la Teología Cristiana de Evangelista Vilanova he encontrado algo de luz para comprender esta división absurda en la que están fijos en su mediocridad los medios de habla hispana mientras se ocultan al gran público las líneas principales del momento. 

Un rasgo característico de la Ilustración española es la ausencia de espíritu anticristiano al estilo propio de la Enciclopedia francesa. Las personas y los grupos que se esforzaban por modernizar ideas y costumbres y que se abrieron al espíritu científico y a las realizaciones técnicas eran en general cristianos convencidos. Es verdad que, en su búsqueda de una purificación de la Iglesia, deseada libre de elementos barrocos y supersticiosos, adoptaron actitudes críticas y, en el terreno ético, optaron por un rigor moral. Se les llamó «jansenistas», aunque la investigación histórica actual no halla ninguna razón dogmática de tal denominación que los identificaría con los jansenistas franceses (los parecidos provienen de una común exigencia moral y espiritual). Fue un modo de estigmatizarlos, en función de una maniobra político-eclesiástica habitual en los grupos reaccionarios.

Más adelante retomaré este tema de la maniobra  político-eclesiástica contra los "filolefebvrianos" o "lefebrianos". De momento sólo señalar que el debate teológico sigue y que es parte esencial para asumir la "recta hermeneútica" del Concilio.

M.D.



NOTA: De nuevo el equipo de la página de la Santa Sede se ha lucido al colocar  en ablativo "Fide" en lugar del genitivo "Fidei" en el título de la Carta Apostólica "Porta Fidei", cambiándola a "Porta Fide". Esperamos que la hermeneútica recta se emprenda antes de que se olvide el conocimiento del latín en la Iglesia, de lo contrario habrá que consolarse con quedarnos en una hermeneútica de las traducciones del texto que jamás llegará al mismo texto.

NOTA SOBRE LA NOTA: ¿Por qué si la carta apostólica se refiere con "Porta fidei" a Hechos 14,27 no se ha utilizado en el latín la misma expresión de la Neovulgata: "Ostium fidei"? Interesante pregunta que no dejo de hacerme.
 

domingo, 16 de octubre de 2011

¡Váyanse con tiento! Acerca de Sor Verónica y su abrazo al Papa

Abrió sus brazos la mujer hermosa;
y hundióme la cabeza con su abrazo
para que yo gustase de aquel agua.

¡La que se ha líado con el abrazo que sor Verónica Berzosa ha dado al Papa! Tal como se puso la foto y se sacó el pie de página por algún medio pues se daba a entender una escandalosa rotura de protocolo. Muchos se han inclinado por ello. Es lógica tal opinión si se ve esa foto anómala y se da así la noticia:

Fue la gran protagonista del Congreso de la Nueva Evangelización. Sor Verónica, la fundadora de Iesu Communio, rompió todo los protocolos y, en vez de saludar al Papa, besándole el anillo del pescador, se abalanzó sobre él y se fundió en un largo abrazo con un Pontífice entre sonriente y sorprendido.
Lo primero de todo es que se ha ocultado la verdad completa de este hecho. Ni que decir tiene que la sor era una más entre un grupo de ponentes y en ningún momento adquirió protagonismo salvo el que compartía con el resto de ponentes. De hecho ni la presentadora del evento atinó con su apellido ni con el nombre de su congregación, trabucándose en el Berzosa así como en el sencillo latín como si leyera un texto escandinavo. Visto el video completo no parece la cosa tan escandalosa como a primera vista lo presentaban, ella cumple el protocolo saluda como se acostumbra hoy día y al final del brevísimo encuentro pide al Papa un abrazo que este le ofrece (al modo que se acostumbra en la liturgia) aunque quizás no esperaba que en plena efervescencia sentimental ella subiera más allá de los hombros con pleno contacto, agarre por un tiempo y beso final. Les dejo el vídeo para que lo vean por sí mismos.





Como se acostumbra, y  para ello es para lo que algunos esconden cosas en este abrazo descontextualizando la foto, vamos a tener una opinión provocada dividida y preestablecida desde posiciones antagónicas y próximas a la sor. Por un lado se la considera fundadora de un carisma neoconventual y primaveral llamado Iesu Communio. Una acción que ha caido muy mal a mucha gente, incluso de pensamientos opuestos y por razones muy distintas. No voy a entrar en esa historia del cambio de carisma y prefiero seguir -de momento- el sabio consejo del rabino Gamaliel al sanedrín (Hechos 5, 34 y ss.) pues no otra cosa hace la Santa Sede con mucho sentido común cuando da sus aprobaciones ad experimentum. Espero que esta entrada sirva sobre todo para rezar por ellas. Volviendo al asunto: estas gentes han visto -y han sido provocadas a verlo- motivo de repulsa en ese abrazo. Como reacción natural, en una Iglesia dividida como la que vivimos, otros van a usar de ese antagonismo que se ha mostrado para mostrar su simpatía y admiración total por la hermana. Esta filia la mostrarán también desde posiciones preestablecidas que son las que se esconden en ese abrazo. Al final tenemos todo un juego de lo que esconden y lo que se esconde en este abrazo y el agua que unos y otros nos dan a probar que no es sino el veneno de la división en la Iglesia. Tampoco quiero entrar en esa historia de división que dejo para otro momento. Otros fianlmente con mucha más sensatez -o menos según se mire-, dirán que la monja no ha hecho nada malo, pero que quizás deba guardar sus efusiones con el Papa para ocasiones más intimas.

En este juego eclesial alrededor de un abrazo se puede llegar al paroxismo por los dos extremos, ya sea afirmando todo un montaje donde la sor ha preparado minuciosamente la rotura de protocolo en orden a aparecer como una fundadora estrella o, por el otro lado, llegando a ponerla como nuestra vicaria en el abrazo de amor que todos hemos de dar al Papa, lo que aparte de una cursilada, es muestra de que algo va mal en el concepto que uno tiene del Papa. Es aquí a donde quiero llegar. A lo mal que anda la cosa cuando unos y otros tienen estos arranques sobre un abrazo al Papa y no se ve lo obvio que late por debajo del hecho en sí.

Este paroxismo es similar a aquel con el que los censores de Santa Teresa de Jesús tachaban y corregían las audacias de la Santa en cuyas notas llegaban a ver un posible contubernio lésbico y anotaban a sus dichos de amor entre hermanas en el Carmelo un amenazador "¡Váyase con tiento!"  Sin emabargo tachaban a la santa doctora que al comentar los primeros dos versos del Cantar de los Cantares decía lo siguiente:

¡Oh, Señor mío, que de todos los bienes que nos hicistes nos aprovechamos mal! Vuestra Majestad buscando modos y maneras y invenciones para mostrar el amor que nos tenéis; nosotros, como mal esperimentados en amaros a Vos, tenémoslo en tan poco que de mal ejercitados en esto, vanse los pensamientos adonde están siempre, y dejan de pensar los grandes misterios que este lenguaje encierra en si, dicho por el Espíritu Santo.¿Qué más era menester para encendernos en amor suyo y pensar que tomó este estilo no sin gran causa?
Por cierto, que me acuerdo oír a un relisioso un sermón harto admirable, y fue lo más de él, declarando de estos regalos que la Esposa tratava con Dios. Y huvo tanta risa y fue tan mal tomado lo que dijo, porque hablava de amor (siendo sermón del Mandato, que es para no tratar otra cosa), que yo estava espantada. Y veo claro que es lo que yo tengo dicho, ejercitarnos tan mal en el amor de Dios, que no nos parece posible tratar un alma ansí con Dios. Mas algunas personas conozco yo, que ansí como estotras no sacavan bien —porque, cierto, no lo entendían, ni creo pensavan sino ser dicho de su cabeza—, estotras han sacado tan gran bien, tanto regalo, tan gran siguridad de temores, que tenían que hacer particulares alabanzas a nuestro Señor muchas veces, que dejó remedio tan saludable para las almas que con hirviente amor le aman, que entiendan y vean que es posible humillarse Dios a tanto, que no bastava su espiriencia para dejar de temer cuando el Señor les hacía grandes regalos; ven aquí pintada su siguridad.

Mi querida Santa Catalina de Siena llamaba al Papa "el dulce Cristo en la tierra" en una expresión que ha trascendido y que se encarga de recordarnos mil veces Paloma Gomez Borrero cada vez que la dejan. Ello no impedía a Santa Catalina poner el justo límite al amor en la exigencia propia del cargo y cantar las amargas verdades del barquero a tan dulce persona con toda la corrección del mundo y sin necesidad de poner una mano encima para bien o para mal, tal era su seguridad.

San Juan Bosco, cuando los enemigos de la Iglesia quisieron hacer caer al Papa en un juego de vanidad mediático y empezaron a promover el grito de ¡Viva Pio IX! en la Plaza de San Pedro, tuvo la acertada intuición de que el amor bien entendido al Santo Padre, se expresaba mucho más genérica y adecuadamente con un ¡Viva el Papa!. Con vivas al Papa acalló los improcedentes vivas a Pio IX. Alabanzas a un papa concreto que ya en tiempos anteriores a Santa Catalina repudió con intelegente juego de palabras el mismo San Bernardo a su discípulo, elegido papa, Eugenio III. Esto era también pisar sobre seguro por grandes enamorados.

Mezcla de amor audaz y respeto tenemos en los escritos de la beata Catalina Emmerich que no duda en decir como ha visto a dos ángeles presentar ante Dios Padre el cuerpo de Cristo desnudo metiéndose en su visión en la misma intimidad del cadaver de Cristo en el sepulcro, pero que poco después escribe como Jesús le dijo "no me toques" a la Magdalena a causa de la impetuosidad de ella, pues pensaba que Él vivía la misma vida de antes.  

Por un lado se entra hasta lo más sagrado con suma audacia y por el otro se reprime la impetuosidad ante lo sacro. Son cosas distintas y compatibles. No solo para lo más sagrado, que es Cristo, sino también para su vicario. Para muestra y resumen de esta actitud de un alma santa ante el Vicario de Cristo, la de una audiencia de una eminente y santa doctora como Santa Teresa del Niño Jesús con toda la impetuosidad de sus quince años con S.S. León XIII. Está narrada por ella misma en su diario publicado como Historia de un alma. El texto es largo pero jugoso y muy interesante para comparar lo que vemos en él al estilo de tantos santos y lo que hoy echamos en falta:
Seis días pasamos visitando las principales maravillas de Roma, y el séptimo vi la mayor de todas: «León XIII...» 
Deseaba que llegase aquel día, y al mismo tiempo lo temía. De él dependía mi vocación, pues la respuesta que debía recibir de Monseñor no había llegado y había sabido, Madre querida, por una carta tuya, que ya no estaba muy bien dispuesto en mi favor. Así que mi única tabla de salvación era el permiso del Santo Padre... 
Pero para obtenerlo, había que pedirlo. Tenía que atreverme a hablar «al Papa» delante de todo el mundo. Y simplemente el pensarlo me hacía temblar. Sólo Dios sabe, y mi querida Celina, lo que sufrí antes de la audiencia. Nunca olvidaré cómo me acompañó ella en todas mis pruebas; parecía como si mi vocación fuese la suya. (Los sacerdotes de la peregrinación se dieron cuenta de cómo nos queríamos. Una noche estábamos en una reunión tan numerosa, que faltaban sillas; entonces Celina me sentó sobre sus rodillas y nos miramos con tanto cariño, que un sacerdote exclamó: «¡Cómo se quieren! ¡Esas dos hermanas serán siempre inseparables!» Sí, nos queríamos; pero nuestro cariño era tan puro y tan fuerte, que el pensamiento de la separación no nos inquietaba, pues sabíamos que nada en el mundo, ni siquiera el océano, podría alejarnos una de otra... Celina veía tranquila cómo mi barquilla se iba acercando a la ribera del Carmelo y se resignaba a quedarse en el mar tempestuoso del mundo todo el tiempo que Dios quisiera, segura de que un día también ella llegaría a la ribera objeto de nuestros deseos...)
El domingo 20 de noviembre, vestidas según la etiqueta del Vaticano (es decir, de negro, y con mantilla de encaje por tocado) y adornadas con una gran medalla de León XIII que colgaba de una cinta azul y blanca, hicimos nuestra entrada en el Vaticano, en la capilla del Sumo Pontífice.
A las 8, nuestra emoción fue muy profunda al verle entrar para celebrar la santa Misa... Tras bendecir a los numerosos peregrinos congregados a su alrededor, subió las gradas del altar y nos demostró con su piedad, digna del Vicario de Jesús, que era verdaderamente «el Santo Padre». Cuando Jesús bajó a las manos de su Pontífice, mi corazón latió con fuerza y mi oración se hizo ardiente. Sin embargo, la confianza llenaba mi corazón. El Evangelio de ese día contenía estas palabras: «No temas, pequeño rebaño, porque mi Padre ha tenido a bien daros su reino».
No, no temía. Esperaba que muy pronto sería mío el reino del Carmelo. No pensaba entonces en aquellas otras palabras de Jesús: «Yo os transmito el reino como me lo transmitió mi Padre a mí». Es decir, te reservo cruces y tribulaciones; así te harás digna de poseer ese reino por el que suspiras. Si fue necesario que Cristo sufriera, para entrar así en su gloria, si tú quieres tener un sitio a su lado, ¡tendrás que beber el cáliz que él mismo bebió...! Ese cáliz me lo presentó el Santo Padre, y mis lágrimas fueron a mezclarse con la amarga bebida que se me ofrecía. 
Después de la misa de acción de gracias que siguió a la de Su Santidad, comenzó la audiencia.
León XIII estaba sentado en un gran sillón. Vestía simplemente una sotana blanca y una muceta del mismo color, y en la cabeza no llevaba más que un pequeño solideo. A su lado estaban, de pie, varios cardenales, arzobispos y obispos, pero yo sólo los vi globalmente, pues mi atención estaba centrada en el Santo Padre.
Ibamos desfilando procesionalmente ante él. Cada peregrino, cuando le llegaba su turno, se arrodillaba, besaba el pie y la mano de León XIII, recibía su bendición y dos guardias nobles le tocaban, por ceremonia, indicándole así que debía levantarse (al peregrino, pues me explico tan mal, que podría entenderse que era al Papa).
Antes de entrar en el salón pontificio, yo estaba completamente decidida a hablar; pero sentí que mi valor flaqueaba cuando vi a la derecha del Santo Padre ¡al «Señor Révérony...! Casi en aquel mismo instante nos dijeron de su parte que prohibía hablar a León XIII, pues la audiencia se estaba prolongando demasiado...
Yo me volví hacia mi Celina querida para conocer su opinión. «¡Habla!», me dijo. Un momento después estaba yo a los pies del Santo Padre. Después de besarle la sandalia, me presentó la mano; pero en lugar de
besársela, junté las mías y elevando hacia su rostro mis ojos bañados en lágrimas, exclamé:
«¡Santísimo Padre, tengo que pediros una gracia muy grande...!»
Entonces el Sumo Pontífice inclinó hacia mí su cabeza, de manera que mi rostro casi tocaba el suyo, y vi sus ojos negros y profundos que se fijaban en mí y parecían querer penetrarme hasta el fondo del alma.
«¡Santísimo Padre, en honor de vuestras bodas de oro, permitidme entrar en el Carmelo a los 15 años...!»
Sin duda, la emoción hacía temblar mi voz. Por lo que el Santo Padre, volviéndose hacia el Sr. Révérony, que me miraba asombrado y disgustado, le dijo:
«No comprendo bien».
Si Dios lo hubiera permitido, le habría sido fácil al Sr. Révérony alcanzarme lo que deseaba, pero Dios quería darme cruz, y no consuelo. 
«Santísimo Padre (respondió el Vicario General), se trata de una niña que desea entrar en el Carmelo a los 15 años; pero los superiores están en estos momentos estudiando la cuestión».
«Bueno, hija mía, respondió el Santo Padre mirándome bondadosamente, haz lo que te digan los superiores»:
Entonces, apoyando mis manos en sus rodillas, hice un último intento y le dije con voz suplicante:
«¡Sí, Santísimo Padre! Pero si usted dijese que sí, todo el mundo estaría de acuerdo».
Me miró fijamente y pronunció estas palabras, recalcando cada sílaba: 
«Vamos... vamos... Entrarás si Dios lo quiere...» (Y su acento tenía un no sé qué de tan penetrante y convincente, que aún me parece estar oyéndole).
Animada por la bondad del Santo Padre, quise seguir hablando, pero los dos guardias nobles me tocaron cortésmente, para que me levantase; y viendo que con eso no bastaba, me cogieron por los brazos y el Sr. Révérony les ayudó a levantarme, pues seguía con las manos juntas apoyadas en las rodillas del Santo Padre, y tuvieron que arrancarme de sus pies a viva fuerza...
Mientras me quitaban de en medio de esa manera, el Santo Padre acercó su mano a mis labios y después la levantó para bendecirme. Entonces los ojos se me llenaron de lágrimas, y el Sr. Révérony pudo contemplar al menos tantos diamantes como había visto en Bayeux...
Los dos guardias nobles me llevaron en volandas, por así decirlo, hasta la puerta, donde un tercero me dio un medalla de León XIII. 
Celina, que iba detrás de mí, acababa de ser testigo de la escena que acababa de ocurrir. Casi tan emocionada como yo, tuvo no obstante valor para pedir al Santo Padre una bendición para el Carmelo. El Sr. Révérony, con voz, malhumorada, respondió: «El Carmelo ya está bendecido».Y el Santo Padre contestó con ternura:«Sí, sí, ¡ya está bendecido!»Papá se había acercado a los pies de León XIII antes que nosotras (con los caballeros). El Sr. Révérony había estado con él encantador, presentándolo como el padre de dos carmelitas. El Santo Padre, como muestra de especial benevolencia, posó su mano sobre la cabeza venerable de mi querido rey, como marcándole con un sello misterioso en nombre de Aquel de quien era verdadero representante...
Para entender el contexto protocolario hay que añadir que el protocolo de entonces hacía imperatoria la "adoración" al Papa. Un gesto por el cual uno se ponía de rodillas y besaba las sandalias del Pescador antes que el anillo. Aún en lo audaz e impetuoso del momento, que acaba con la joven sacada en volandas de la audiencia, la unción sacra que se respira en hechos e interioridad es de una altura pocas veces igualada.
Y es que el amor al Papa, y aquí ya podemos ir dando la clave de la comparación, no es un mero amor sensual al modo mundano en que uno se muestra con familiares y amigos. Mucho menos con la exaltación moderna de eso que han venido en llamarse "fans" y que parece hacer del dulce Cristo en la tierra un remedo de los Beatles en la mejor deriva errática del Observatore Romano. No. No necesita el Papa de esas exaltaciones que en ciertas audacias pueden disculparse y entenderse (el protocolo se hizo para el hombre y no el hombre para el protocolo), pero que cuando vienen como síntoma de una degeneración teológica y existencial de la misma caridad cristiana es un hecho que aunque no es grave en sí mismo, nos debe hacer pensar muy seriamente a donde vamos y que estamos haciendo. 

El amor no es solamente un sentimiento. Los sentimientos van y vienen. Pueden ser una maravillosa chispa inicial, pero no son la totalidad del amor, ha dicho Benedicto XVI en su primera encíclica. Más clara aún es la enseñanza que da en la misma a continuación: El encuentro con las manifestaciones visibles del amor de Dios puede suscitar en nosotros el sentimiento de alegría, que nace de la experiencia de ser amados. Pero dicho encuentro implica también nuestra voluntad y nuestro entendimiento. Por tanto el mero sentimentalismo, presente en todo ese acto de "nueva Evangelización" que rodea al abrazo de Sor Verónica si es que ven el video del mismo, no es nada si no hay un claro entendimiento de lo que se está haciendo y un poner la voluntad a una con la de Dios según la inteligencia. Vale aquí para todos, cabeza y cuerpo, aquel consejo de San Bernardo a Eugenio III:
El primer efecto de la consideración es purificar la fuente misma de donde nace, o sea, la inteligencia. Demás de esto ella contribuye a gobernar los afectos, a dirigir los actos, a corregir los excesos, a ennoblecer y santificar las costumbres, a ordenar y embellecer la vida, a conseguir en fin la ciencia de las cosas humanas y divinas. Ella hace suceder el orden a la confusión, sabe unir lo disperso y juntar lo desunido, penetra en lo más secreto, descubre las trazas de la verdad, averigua lo aparente y falso de las cosas, descubre finalmente el engaño. Ella ordena de antemano las acciones que se han de llevar a efecto, no olvidándose de recapacitar sobre los actos realizados, para que no quede en el alma nada que necesite enmienda. Ella por fin en los casos prósperos presiente los peligros que nos amenazan y en los adversos nos fortalece para sobrellevarlos casi sin sentir sus efectos: aquello es propio de la prudencia, esto de la fortaleza.
Para eso, en los actos externos del cristiano, ayuda la buscada unción en los gestos y movimientos, sobre todo en la liturgia y los rituales de las cosas y personas sacras. Una modestia y un pudor de lo sacro para no caer en un mero sentimentalismo que puede acabar diluyendo todo en una mera socialización o imitación del mundo. Socialización, que no sólo se ha dado con el Santo Sacrificio del Altar, haciendo de la Santa Misa un mero encuentro simbólico-festivo; sino también con la figura del Santo Padre, al que se ha convertido de Vicario de Cristo, en un ídolo de masas; un líder mundano y un objeto de deseo y fetichismo similar a tantos otros símbolos de este mundo.  Esto es algo que jamás vimos en los santos. ¡Váyanse con tiento en esto!

M.D.