martes, 3 de enero de 2012

Dos almas, dos estilos... ¿Dos Iglesias?

Oh tú, que muestras por tan brutal signo
un odio tal por quien así devoras,
dime el porqué -le dije- de ese trato



ESTILO I:

 Jean -Michel Gleize. FSSPX.
[En este punto del ecumenismo], las enseñanzas del Vaticano II están evidentemente en contradicción lógica con las doctrinas del Magisterio tradicional anterior, por lo que es imposible interpretarlas de conformidad con otras declaraciones contenidas en documentos anteriores del Magisterio de la Iglesia. 

[...] 

La doctrina sobre elecumenismo, según se expresa en el n.° 8 de la Lumen gentiumy en el n.° 3 del Decreto Unitatis redintegratio, contradice las enseñanzas de Pío IX en las proposiciones 16 y 17 del Syllabus, las de León XIII en la Satis cognitum, y las de Pío XI en la Animos mortalium.

Y en nota a ese texto añade el padre Gleizé:

El magisterio anterior afirma que fuera de la Iglesia católica, en las sectas cismáticas y heréticas tomadas como tal, no se da valor salvífico alguno y que la Divina Providencia no se sirve de estas sectas como medio de salvación. El Vaticano II afirma exactamente lo contrario.

ESTILO II:

Luis Fernando Pérez.  INFOCATOLICA


Ya sabemos que para un gran número de evangélicos españoles eso del ecumenismo es poco menos que un instrumento de Satanás -curiosamente coinciden en eso con los lefebvristas-


Ustedes mismos juzgarán oportunamente lo que se ve en cada estilo. Prescindiendo del contenido de verdad de la cuestión en juego lo que puedo decir es que uno es el estilo es el propio de un teólogo católico: detecta un problema (la contradicción del magisterio) y lo expone sin más atributos a la otra parte que la especificación del error tras haber expuesto donde se encuentra en orden a buscar una solución en la instancia superior. El otro estilo es el propio de alguien que pretende solucionar un problema mediante la propaganda agitadora de masas entendida al más puro estilo del Mein Kampf. Y cuando digo Mein Kampf no lo digo como simil gratuito o metáfora, sino como lugar filosófico de donde se toma esta idea de propaganda tan activa en el mundo contemporáneo. Dicho libro es toda una declaración programada de la voluntad de poder tan presente en los voluntaristas modernos de uno y otro lado. Pongamos una cita para iluminar este asunto de la propaganda:

El conocimiento en su forma pasiva corresponde a la mentalidad de la mayoría humana que es negligente y cobarde; el ser miembro obliga a la acción y es propio únicamente de la minoría.
Según eso, la propaganda tendrá que laborar incesantemente a fin de ganar adeptos. Y la organización concretarse rigurosamente a seleccionar del conjunto de los adeptos sólo a los más calificados para conferirles la calidad de miembros.
La propaganda orienta la opinión pública en el sentido de una determinada idea y la prepara para la hora del triunfo,en tanto que la organización pugna por ese triunfo mediante la cohesión activa, constante y sistemática de aquelloscorreligionarios que revelan disposiciones y aptitudes para impulsar la lucha hasta un final victorioso.

El triunfo de una idea, será posible tanto más pronto cuanto más vastamente haya obrado en la opinión pública la acción de la propaganda y cuanto mayor haya sido también el exclusivismo, la rigidez y la firmeza de la organización,que es la que prácticamente sostiene la lucha
(Adolf Hitler, Mein Kampf; Parte II. Capítulo XI: Propaganda y Organización).



Los que hemos observado la deriva del portal Infocatólica no podremos sino notar la tremenda coincidencia de las definiciones de Adolf Hitler con el método usado en dicho portal. Sobre todo podemos verlas en la forma en que se trata a los que mantienen opiniones contrarias y adversas en distintos temas y no sólo en teología. Un resumen de dicha deriva lo tienen en el portal Infocaótica, en el resumen de cuentas que hicieron a finales de este año recién pasado.

Como saben nuestros seguidores de la primera hora, este paródico blog InfoCaótica surgió al desatarse una ofensiva general en el parodiado portal Infocatólica contra todo lo que oliera simplemente a una nueva categoría inventada por el “asesor espiritual” de dicho portal: el “filo-lefebvrianismo”. Esa ofensiva consistió en una avalancha de entradas a cargo de dicho asesor, acompañado de otros de igual (o peor) tenor por parte de algunos de los otros bloggers. Salieron como si hubiesen estado contenidos durante años una catarata de epítetos llenos de cristiana caridad, tales como “desobedientes”, “cismáticos” o “herejes”, junto al uso indiscriminado, injusto y (por momentos) paranoico del borrado de comentarios. Una IP o un seudónimo ya lo convertían a uno en “sospechoso” de filo-lefebvrisnismo y, por lo tanto, merecedor de toda clase de censuras… informáticas y de las otras. Y que, eventualmente, culminaría con el alejamiento de (al menos) un par de bloggers.

Creo que el presentar en su forma propia y aplicada por el nacionalsocialismo la deriva filosófica de la violencia como sistema de pensamiento introducida por Hegel en el mundo moderno es ilustrativa para entender hasta que punto las ideas del mundo moderno han cuajado en el modo de ser de muchos católicos. Si algo hizo Hegel fue introducir la violencia en las formas de pensamiento del mundo occidental: la resolución de un problema sólo se podría conseguir mediante violencia. No necesariamente una violencia física, sino adoptada sistemáticamente como resolución dialéctica que se impone desde el pensamiento y el mundo de las ideas al mundo de la doxa u opinión en la que se mueve la gente de la calle. El marxismo fue otro sistema nacido de esa visión hegeliana. No en vano, muchos de los que nutren las filas de los nuevos conservadores católicos, han sido antiguos marxistas. Abandonaron el marxismo en lo externo de sus afirmaciones, pero en la mecánica interna de la dialéctica hegeliana, siguen siendo hegelianos. Lo mismo pasa a las alas más conservadoras y radicales (idealistas de todo tipo y no sólo de la la izquierda hegelina) que asumieron la violencia hegeliana como forma de pensamiento y dede ella tienden a la división en la Iglesia.

Dos estilos opuestos: el de la caridad cristiana que trata de solventar un problema teológico rechazando el error, pero no a la persona, y el de la acción demagógica o agitadora de masas contra el prójimo que son contrapuestos.

Esto no quita que alguien, desde la caridad cristiana, pueda reconocer que en sus filas hay almas imperfectas que están necesitadas de formación y salvación tanto como cualquier otro y mucho más que las almas santas. Nadie puede juzgar a toda la Iglesia como pecadora por los pecadores que están dentro, pero lo mismo se puede predicar en grado participado y secundum quid a toda institución (el secundum quid es porque obviamente sólo la Iglesia es santa por fundación). No podemos negar que la radicalidad hegeliana llega también a ciertos sectores del tradicionalismo y acaba en deformaciones de todo tipo tanto como en los neoconservadores. Pero lo grande de un estilo (y ahora me fijo en el estilo de la Fraternidad) es que se reconoce la imperfección de dichas almas y no se las margina mientras que en el otro se las desecha en virtud de un puritanismo nada católico y muy protestante (no olvidemos tampoco que Hegel estudió en un seminario protestante). Comparemos estos dos textos:


Mon. Fellay
Quisiera decir una última cosa: algo está cambiando, y en cualquier cosa que cambia hay almas sedientas, ellas vienen del estado desastroso de la Iglesia hoy en día, ellas no llegan como almas perfectas pero hay que ocuparse de ellas. Hasta hoy hemos tenido una actitud de defensa. Sin embargo no hay que tener miedo de introducir un elemento de ataque, un elemento más positivo: ir hacia los otros para tratar de ganarlos dando prueba de la prudencia más grande, pues la hostilidad no se ha terminado.


Santa Teresa del Niño Jesús
He notado, y es muy natural, que las Hermanas más santas son las más amadas… Por el contrario, a las almas imperfectas no se las busca… se evita su compañía… Pues ved la conclusión que saco de todo esto: En la recreación, en la licencia, debo buscar la compañía de las Hermanas que me son menos agradables y cumplir con esas almas heridas el oficio del buen Samaritano. Una palabra, una sonrisa amable, bastan a veces para alegrar un alma triste… Deseo ser amable con todas –particularmente con las Hermanas que me son menos agradables– para complacer a Jesús y seguir el consejo que él nos da en el Evangelio».


Como digo, ustedes juzgarán oportunamente porqué no hay unidad en la Iglesia.

M.D.

4 comentarios:

Eagleheart dijo...

Pues sí, los grandes y elaborados discursos (a veces ni tan grandes y menos tan elaborados) ganan a muchos adeptos. Y poniendo una imagen, queda mejor. Creo yo que hay dos tipos de imágenes posibles: la propia, que glorifica "lo nuestro", y la ajena, que desprecia "lo extraño", como esa parte de 1984 donde se narra que en un evento público hay una imagen "del enemigo", amenazante y que avanza contra "lo nuestro" (aunque nadie los conocía en realidad... no sea que descubrieran que eran tan personas como ellos).

Eso y los 2 minutos de odio... algo así recordé con todo esto de manejar la imagen y las masas.

Salu2. Paz y Bien.

Miles Dei dijo...

El caso es que con la mentalidad hegeliana no se construye la paz con la que el Papa ha comenzado el año nuevo.

Josefina dijo...

Y el caso es que si uno hace tal observación esa mentalidad hegeliana le achaca a uno el impedir construir la paz.

Anónimo dijo...

La justicia y la paz se besan... si no somos justos con Dios no hay paz posible. La paz es la tranquilidad en el orden QUE DIOS LE PUSO A SU CREACIÓN, no cualquier orden, el de Dios.