Así se fue, y allí me abandonó
el dulce padre, y yo me quedé en duda
pues en mi mente el no y el sí luchaban.
el dulce padre, y yo me quedé en duda
pues en mi mente el no y el sí luchaban.
Imagínense que se publica un artículo serio de teología donde se expone que no se está de acuerdo en A y B con la escuela contraria y que tampoco se está de acuerdo en la forma de solucionar el problema que da lugar a A y B por la inconsistencia con la que se presenta por dicha escuela. Como es un artículo de teología y no una mera exposición de posiciones, se pasa acto seguido a analizar la inconsistencia y el núcleo de la discusión adopta un cierto nivel donde se acaba como en todo artículo con unas conclusiones.
Supongamos que otro teólogo en respuesta a ese artículo cogiera el enunciado en que no se está de acuerdo con A y B y aquel donde se afirma la existencia de la inconsistencia y omitiendo todo el desarrollo teológico del artículo y la demostración de sus afirmaciones se limitara a decir que como es una posición contraria a la suya y que tantas veces ha demostrado que es contraria el artículo queda refutado.
La respuesta es obviamente que lo que gratis se afirma gratis se niega, o sea: que ese modo de proceder es una falacia lógica que nada refuta porque en ningún momento analiza el desarrollo de la inconsitencia que hace tal artículo y se la desmonta paso a paso limitándose a señalar que no comparten la misma opinión y que muchos autores lo han refutado. Es más la omisión del desarrollo en realidad es la omisión del núcleo del problema que es netamente eclesiológico y donde se dilucida la esencia del magisterio de la Iglesia, y el obrar falaz va más allá convirtiéndolo todo en un mero dilema moral de mantener la setencia o su contraria y por tanto falseando los términos del debate mismo tal como está planteado.
Pues esto es lo que ha hecho hoy el Padre Iraburu con el artículo del Padre Gleize que era una respuesta de alto nivel al planteamiento de Fernando Ocáriz y con todo el peso de alguien que, como Ocáriz, ha participado en los debates en Roma por la parte de la Fraternidad.
He pensado en un primer momento que hasta podía ser una inocentada muy sutil, pero no. Lamentablemente, no lo es. El Padre Iraburu responde así al artículo.
La prueba del algodón para la que no hace falta saber italiano y que cualquiera puede comprobar es que mientras que el artículo de Iraburu hace un resumen que se para en el punto séptimo del artículo del Padre Gleize, el artículo consta en realidad de trece apartados. El Padre Iraburu ha omitido más de la mitad del artículo y precisamente, como indicaba al principio, de la mitad hasta el final, aquella parte donde se aborda el núcleo de la discusión y el planteamiento estrictamente teológico tras exponer las posiciones y el contexto del desencuentro, como se suele hacer en todo trabajo que se precie.
Esto muestra dos cosas: una es que hay mucho nerviosismo en el lado infocatólico porque no se difunda ni se entre al legítimo debate teológico que ya es parte de la teología católica gracias, en gran parte, a Gherardini (es redundante pero habría que preguntar al Padre Iraburu si toda su moralina piadosa post falaciam se la dirigiría también al decano de los teólogos italianos y antiguo profesor del Laterano a modo de una equivalencia al "hay que excomulgar a Gherardini") y a otros. La otra es que el bajo nivel del artículo de Ocáriz, ha quedado como un listón de altura para la teología infocatólica,queparece incapaz de ir más allá de sus presupuestos voluntaristas y por tanto, inmanentistas.
No es de extrañar que en base a esos presupuestos errados que confunden objeto y sujeto en tantos temas, el Padre Iraburu siga sin comprender que hay de malo en el violento principio hegeliano de oposición y división que ha introducido en el ánimo de sus seguidores contra los católicos que presenten cualquier argumento opuesto al que ellos consideran "la regla" con el término "filolefebvrismo" al cual sigue acompañando de acusaciones graves más o menos veladas que no hacen sino exarcebar los ánimos católicos. Algo, y hay que repetirlo mil veces, que va contra la misma esencia del magisterio específico de todos los Papas (ante y después del concilio) en los últimos siglos sobre la necesidad de mantener la unidad católica y no calificar al contrario de modo que se le ponga fuera de la Iglesia, cosa que es propia de la jerarquía. ¡Ojalá hubiera sido una inocentada!
Preguntado el Padre Iraburu (no he sido yo, así que no castigue al preguntón) por qué no ha hecho lo mismo con el artículo de Gherardini que tradujimos en este mismo sitio al castellano, su respuesta ha sido la siguiente:
Esto muestra la mente que hay detrás del blogger que dice haber dicho lo suficiente y remite a textos realizados para adoctrinar, de más un año de antiguedad, y cerrados a toda reflexión sobre el debate en curso que ha sido dado la vuelta por Gherardini. Dicha mente no es otra que la falacia que parte de un acto de voluntad de difamar a la Fraternidad previo al análisis racional de sus argumentos teologicos. Anotamos dos más:
Así que nada de esto es respuesta que nos diga otra cosa distinta de lo que ya se ve: una metodología falaz.
ACTUALIZACIÓN:
Preguntado el Padre Iraburu (no he sido yo, así que no castigue al preguntón) por qué no ha hecho lo mismo con el artículo de Gherardini que tradujimos en este mismo sitio al castellano, su respuesta ha sido la siguiente:
Porque Gherardini no incurre en las graves falsedades del escrito del P. Gleize. Y porque el escrito de éste, en unas semanas cruciales para el porvenir de la FSSPX, ha sido publicado en medios propios de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.
Esto muestra la mente que hay detrás del blogger que dice haber dicho lo suficiente y remite a textos realizados para adoctrinar, de más un año de antiguedad, y cerrados a toda reflexión sobre el debate en curso que ha sido dado la vuelta por Gherardini. Dicha mente no es otra que la falacia que parte de un acto de voluntad de difamar a la Fraternidad previo al análisis racional de sus argumentos teologicos. Anotamos dos más:
1. No se puede hablar de falsedades de un artículo (el de Gleize) si uno ni siquiera se ha molestado en entrar al cuerpo del artículo y exponer las falsedades allí donde se muestran falsas, que no es en la propagación de las sentencias como falsas por la propaganda, sino en el análisis de los razonamientos empleados. Esos razonamientos sobra decir que son en la parte crucial los mismos de Gherardini: y que versan sobre el objeto del magisterio y su continuidad. Por tanto es una edción más de lo que gratis se afirma gratis se niega.
2. No he entrado antes a analizar la falaz valoración y atribución que hace Irabruru de los artículos de Ocáriz y de Gleize como si fueran posiciones oficiales. Es obvio que no tiene porque ser así y que más bien es parte de un debate amplio cuyo principio es negado por Iraburu, de ahí su atribución falaz a que uno tendría rango de posición de la Santa Sede y el otro de la parte cismática, por decirlo así. Ahora la cosa es que ignora a Gherardini porque este no ha publicado en medios de la Fraternidad, pero desde el principio omite Iraburu que en el órgano oficial de la Fraternidad se lleva tiempo publicando información y artículos sobre el debate en curso sobre el Vaticano II. Entre lo publicado y al pie del resumen que hace DICI del artículo del padre Gleize están varias referencias a trabajos de Gherardini y la publicación de la carta a la Santa Sede que firma Gherardini. No es honesto Iraburu cuando pretende obrar separando personas cuando en realidad coinciden an argumentos. Bueno, es honesto si su planteamiento es personaly afectado y no según el método teológico.
Así que nada de esto es respuesta que nos diga otra cosa distinta de lo que ya se ve: una metodología falaz.
M.D.
10 comentarios:
Algunos todavía esperamos algo sobre la falsedad de permitir invocar a una deidad pagana a la que antaño se sacrificaban niños -hoy es día de los santos inocentes- en suelo sagrado. Pero es más importante dividir a la Iglesia que atreverse a poner sobre la mesa la necesidad de reforma que tiene la cabeza de la misma.
¿No habrá un alma caritativa que traduzca el artículo del P. Gleize al español?
Dios proveerá...
Entiendo que Iraburu sólo por una razón "política" omite la referencia a Gherardini. Pero la posición de éste no me parece equiparable con la de Gleize, aunque haya coincidencias. Gherardini parte del asentimiento al valor magisterial del Concilio Vaticano II, mientras que Gleize lo descalifica. Es como si Gherardini pusiera en primer lugar el foco en el todo y luego señalara las sombras, contradicciones, ambigüedades, indefiniciones, y la consiguiente necesidad de clarificación; y como si Gleize apuntara directamente a los puntos problemáticos y desde ahí descalificara el todo. La posición del filolefebvriano Gherardini me parece más afinada.
Alguien un poco más centrado que disperso en la propaganda hubiera empezado por exponer la tesis central de dicho artículo (que aparece en la parte omitida), que es la que sigue:
"Noi accettiamo senza discutere che il Vaticano II ha rappresentato il magistero della Chiesa, nel senso che il potere dei vescovi allora riuniti in questo Concilio cum petro et sub Petro, fu e resta ancora quello di apportare un insegnamento alla Chiesa universale, ma obiettiamo che questo Concilio ha voluto soddisfare le necessità di un magistero sedicente pastorale, la cui intenzione nuova è chiaramente estranea alle finalità del magistero divinamente istituito, e che esso ha contraddetto almeno sui quattro punti segnalati i dati oggettivi del magistero costante, chiaramente definito. In tal modo appare chiaro che questo magistero fu segnato da una grave deficienza, nel suo stesso atto"
Donde estas líneas:
Noi accettiamo senza discutere che il Vaticano II ha rappresentato il magistero della Chiesa, nel senso che il potere dei vescovi allora riuniti in questo Concilio cum petro et sub Petro, fu e resta ancora quello di apportare un insegnamento alla Chiesa universale
son continuamente omitidas mostrando una alteración de la percepción sobre el autor del artículo para retribuirlas a toda la Fraternidad. El 99% de la propaganda infocatólica se cae con esta simple cita del artículo.
El otro 1% trata de esto, que es el problema que hay que solucionar y responder teológicamente y del cual ha tratado el debate en Roma:
ma obiettiamo che questo Concilio ha voluto soddisfare le necessità di un magistero sedicente pastorale, la cui intenzione nuova è chiaramente estranea alle finalità del magistero divinamente istituito, e che esso ha contraddetto almeno sui quattro punti segnalati i dati oggettivi del magistero costante, chiaramente definito. In tal modo appare chiaro che questo magistero fu segnato da una grave deficienza, nel suo stesso atto
Y ahí precisamente es donde Gherardini entra a saco y admite la posibilidad teológica de que esto se haya dado realmente y admite por tanto esta demanda y la exigencia de que se revise el Concilio y se ponga en claro los puntos oscuros no suficientemente probados en su continuidad.
Eso es labor teológica, lo demás es propaganda.
En cualquier caso, y estoy profundamente convencido de ello, no se va a poder declarar un cisma sobre esta cuestión sin que el magiserio proponga una definición de mayor nivel que el magisterio meramente auténtico sobre esos temas. Del hecho de no aceptar un juramento de obediencia, simplemente quedarían sin legitimidad para ejercer como clérigos por indisciplina pero jamás fuera de la Iglesia por ello. No niegan la fe ni la sujección a Pedro y a los que están en comunión con él. Esto de ponerlos como no católicos es algo que es muy de la propganda también y que es una grave ofensa a la comunión de los santos.
Ahí apunta el desarrollo de Gherardini en última instancia, pues es obvio que la labor que el solicita es la previa a todo trabajo definitorio del magisterio. Mientras tanto no hay problema en aceptar la escuela teológica de la Fraternidad y darle una solución canónica.
El problema es que algunos en la Fraternidad (opinión que comparte Gleize y expresa en el último párrafo conclusivo del artículo) no crean suficiente ese espacio de libertad, porque se le reconoce como una mera opinión y no como un auténtico problema teológico de necesaria resolución "exigida por la piedad cristiana" (dado el contexto posconciliar que se ha seguido) y por tato no se piensa hacer nada por clarificar esos puntos salvo la hermeneútica de la continuidad que no es sino un "dolce far niente" cuya contradicción trata de demostrar el artículo y critica Gherardini en su obra al hablar del famoso "discorso mancato".
Otra cosa es que solemnemente el magisterio en un futuro definiera como tenenda de fide esa hermeneútica de la continuidad en cada punto concreto (por ejemplo la colegialidad). Entonces podrá ponerse fuera de la Iglesia al que no acate la enseñanza objetiva de las verdades de fe y la moral reveladas por el magisterio.
Pero siempre se podrá obrar injustamente por la parte del juez o la Fraternidad dar un paso en falso negando el primado con un atentado cismático e incurrir en nuevas penas. El maquiavelo que juega a esto último (postura muy común en cierta parte esa de decir que el tiempo juega contra la Fraternidad) es alguien falto de caridad que antepone el juego diplomático a la comunión de los santos y a lo que el padre Gleize llama "exigencia de la piedad cristiana".
Lo má bueno es que Iraburu sí que cita esas líneas, pero cortándolas. Lo pueden ver justo donde pone el punto 7 donde su resumen consiste en citar lo que es la parte problemática, omitiendo el reconocimiento del Vaticano II como acto del magisterio.
Noi accettiamo senza discutere che il Vaticano II ha rappresentato il magistero della Chiesa, nel senso che il potere dei vescovi allora riuniti in questo Concilio cum petro et sub Petro, fu e resta ancora quello di apportare un insegnamento alla Chiesa universale
Algo que Iraburu substituye por una frase de su propia cosecha: "El Concilio Vaticano II es, pues, inaceptable, al menos en los cuatro temas señalados." que hace pensar que se rechaza el Concilio como inaceptable en lugar de presentar objetivamente el problema sobre la contradicción en los cuatro puntos expuestos dentro de un acto que es magisterio solemne tal como explica Gherardini.
Lo pueden comprobar ustedes mismos. De hecho creo, que es más que necesaria una traducción de dicho artículo y compararlo paso a paso con la disección "inocente" de Iraburu.
Miles:
Creo que tu observación es muy pertinente, pero también habría que centrar la atención en las últimas líneas en las que se señala que "questo magistero fu segnato da una grave deficienza, nel suo stesso atto", lo cual, en lo que se me alcanza el italiano, viene a significar o la total o cierta invalidación del Concilio.
Un acto magisterial puede ser imperfecto y seguir siendo acto del magisterio y exigir asentimiento tal como un acto imperfecto de la voluntad sigue siendo acto y producir mérito o demérito.
Por tanto esa imperfección en el acto lo que afecta es a la cualidad, al menos en esos cuatro puntos, y no al caracter magisterial del Concilio. Hablando en el modo de Ocáriz esto entra dentro de esas circustancias y modos por los que se sabe el grado de asentimiento debido a una enseñanza del magisterio meramente auténtico. En este caso se interpreta como ínfima mientras el magisterio mismo no se defina en los puntos en cuestión.
Aparte está el cambio metafísico en el objeto del acto magisterial. Es quizás un problema mayor y el auténtico meollo posconciliar en el que se entiende tanto desmadre y tanto voluntarismo en reacción al desmadre.
Los "lefes" no sois más que un puñado de cismáticos herejes que quedaréis zapateados en la cuneta como tantos otros a lo largo de la historia de la Iglesia.
También ellos se creían los "auténticos" y no fueron más que mierda en el sumidero. Sólo hay una Iglesia.
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