De un águila soberana
hermoso Fenix naciste;
y por eso entre estas pajas
segunda hoguera revives.
Perla preciosa...
Prenda de el alma.
Destierra, mi niño hermoso,
de el mundo tantos malsines.
Paxaros, que con sus uñas
son de rapiña subtiles.
Perla preciosa...
Prenda de el alma.
(De un villancico cantando en la Catedral de Málaga el día de Nochebuena de 1751)