viernes, 25 de noviembre de 2011

El humo de Satanás en la Iglesia de hoy (I) La hechicería y el sínodo de los obispos.

y si el principio ves de cada uno,
y miras luego el sitio al que han llegado,
podrás ver que del blanco han hecho negro.

Ayer les dejaba constancia del "Sol y la Luna de Benedicto XVI", como pretensiosamente lo llaman algunos. Ahora quiero profundizar un poco en el supuesto milagro, pero desde otra perspectiva mucho más complexiva tal como les había anunciad.  Pero es precisa una serie de temas para entender ciertas cosas sobre la realidad que tenemos: El humo de Satanás ha entrado dentro de la Iglesia.

El Instrumentum Laboris del sínodo de los obispos de 2009 sobre la Iglesia en Africa contenía esta referencia en el número 32:

Algunas falsas creencias y prácticas de las culturas africanas exigen una atención especial. La brujería está vulnerando a los pueblos y las sociedades urbanas y, en nombre de la cultura o las tradiciones ancestrales, las mujeres son víctimas de abusos en materia de herencia y de los ritos de la viudez, mutilación sexual, matrimonios forzados, poligamia, etc,

En el número 95 se citaba también la falta de formación espiritual cristiana y de recursos doctrinales que hacían que la gente recurrán "a veces a la brujería y a las prácticas lamentables mencionados anteriormente o se dejan influir por ideologías políticas y sectas cristianas que atacan a la Iglesia Católica". En ese número se añadía un importante detalle:

Por otra parte, la Iglesia sufre de sacerdotes y religiosos y religiosas que a veces dan mal ejemplo dedicándose a prácticas de ocultismo, que incluso pueden ocurrir en momentos de oración de sanación y liberación, y que compiten por las posiciones sociales, en lugar de dedicarse a servir a los menores de los hermanos. 


Con esto el Instrumentum Laboris del sínodo nos dejaba constancia de que la práctica de la hechicería o brujería no era un problema menor en África. Un problema ligado a la cultura y a las religiones tradicionales ancestrales y que además era secundado por algunos sacerdotes, religiosos y religiosas.

De hecho fueron muchos los padres sinodales que afirmaron con preocupación que las prácticas de hechicería eran una de las principales causas de la destrucción de los matrimonios y las familias como se nos dice en la Relatio post disceptationem de dicho sínodo.

Ahora podemos entender una de las intervenciones durante el sínodo, la de Mons. Joseph Effiong Ekuwem, Obispo de Uyo en Nigeria:

El número 32 del Instrumentum Laboris trata el tema de la brujería. Algunos pueden tener una comprensión diferente de la definición de brujería, mas el entendimiento común, a lo largo y ancho del continente, es que es una fuerza maligna, capaz de causarle daño a una persona a nivel espiritual y físico. Como es de esperarse, se cree que los poderes diabólicos son extremadamente fuertes, haciendo que la brujería parezca muy poderosa, tanto cuanto Dios. Nuestra gente cree a ciegas en la existencia de esta fuerza del mal y de sus actos malignos.
Sabemos que Dios existe, es el todopoderoso y el creador de todo lo que existe, de lo visible e invisible. Es lo que creemos y profesamos en nuestro credo. Él es todo poderoso y el único Ser Supremo en tres personas divinas.
Existe Satanás, el príncipe de las tinieblas, llamado en el Génesis la serpiente que engañó a nuestros primeros padres (Gen 3,13) haciendo que pecaran contra Dios. El libro del Apocalipsis lo llama la serpiente antigua, haciendo referencia al episodio narrado en libro del Génesis sobre
el pecado original. Allí se le dan también otros nombres: el dragón rojo, el demonio, satanás y acusador de nuestros hermanos (Ap. 12, 9). Los ángeles, ángeles caídos, fieles a él y forman su ejército (Ap. 12,7,9)
Lejos de ser una mera interpretación literal del texto y lejos de la exégesis o de un enfoque hermenéutico mutilado de un texto como el que acabo de citar del libro del apocalipsis, la Biblia en su totalidad, en el Antiguo y Nuevo Testamento dan testimonio de la existencia del demonio.
La Iglesia lo reconoce y ha ofrecido cursos sobre el “demonio”. Además, no sólo se dicta el curso sobre el rito del exorcismo sino que también se da espacio a los exorcistas. Aunque parece que está en desuso en las últimas decenios.
Por ello, quisiera sugerir:
1. Que se proponga una catequesis auténtica y profundamente bíblica y teológica, a manera de curso en nuestras facultades de teología, así como una versión simplificada para los mismos fieles.
2. Que se ponga en práctica un nuevo rito, basado en el antiguo rito del exorcismo para uso de los sacerdotes
3. Que, cada ordinario de acuerdo con el código de las leyes universales, nombre un exorcista en su Iglesia particular.
De acuerdo a nuestra tarea educativa debemos enseñar y salvar nuestra gente de las garras de las falsas creencias y de las terribles prácticas ocultas como en el caso de la brujería.


En la lista de proposiciones finales, la número 13 (¡vaya con el numerito elegido!) se trataba el tema de la brujería al abordar la línea de acción para las religiones tradicionales:

Proposición 13

Religión Tradicional Africana

Dado que la Iglesia-Familia de Dios en África sigue viviendo al lado de los partidarios de la religión tradicional africana, los Padres sinodales han recordado el sabio consejo del Vaticano II («Nostra Aetate"), que trata a la religión tradicional africana y otras religiones de la siguiente manera: "Desde la antigüedad hasta el presente, se encuentra entre los diversos pueblos una cierta percepción de aquella fuerza oculta que se cierne sobre el curso de las cosas y sobre los acontecimientos de la historia humana ... ".
Las personas bien informadas que son conversos de la religión tradicional africana pueden guiar a la Iglesia en el conocimiento cada vez mayor y más preciso de las culturas y religiones africanas, haciendo más sencillo el discernimiento de puntos verdaderos de oposición. Esto ayudará a la necesaria distinción que debe hacerse entre lo cultural y lo religioso, y especialmente entre lo cultural y el proceder de la hechicería malévola, que causa la ruptura y la ruina de nuestras familias y nuestras sociedades.
Por lo tanto, con el Concilio Vaticano II, los Padres sinodales no rechazan nada de lo que "es verdadero y santo en estas religiones .... La Iglesia, por lo tanto, exhorta a sus hijos, que a través del diálogo y la colaboración con los adeptos de otras religiones, llevado a cabo con prudencia y caridad, y en testimonio de la fe y vida cristiana, reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales , así como los valores socio-culturales que encuentren en ellos ".
Por lo tanto, este Sínodo propone que:
- La religión tradicional africana y las culturas se sujeta a la investigación científica calificada y completa en las universidades católicas de África y en las facultades de las Universidades Pontificias de Roma a la luz de la Palabra de Dios;
- Los obispos en sus diócesis deben tomar medidas pastorales enérgicas contra todos los que participan en la brujería y decidir qué medidas disciplinarias son necesarias, y
- cada obispo debe nombrar un exorcista, donde no hay ninguno.
En cuanto a lo que se refiere a la brujería y cultos,
- la Iglesia local debe contar con un enfoque equilibrado que estudie este fenómeno a la luz de la fe y la razón, con el fin de liberar a los africanos de este flagelo, y
- un equipo pastoral diocesano multidisciplinario debe diseñar un programa pastoral, que se base en la racionalidad, la deliberación y la reconciliación.

 
Lo que choca es que aquella sensatísima petición y línea de acción que debería pasar tal cual a un plan de acción, se pasa por el tamiz de Nostra Aetate para asegurar que hay cosas santas y verdaderas en esas religiones tradicionales. Está bien separar lo cultural de lo idolátrico, no otra cosa hacían los misioneros antaño, sobre todo para saber verter la doctrina católica de modo que sea entendida apropiadamente, pero no siempre hay santidad ni cosas verdaderas. Mucho menos en la hechiceria y brujería animista y mucho menos cuando el principal problema es que son los sacerdotes y religiosos católicos los que están imbuídos de tal cosa.

Como quiera que sea al documento final no llegó nada de estas concrecciones tan sensatas, sino tan sólo el dulce vagar de que se reconoce el problema en sus números 92 y 93. Compárenlo ustedes mismos:

B. Diálogo interreligioso
1. Las religiones tradicionales africanas
92. La Iglesia convive cotidianamente con los seguidores de las religiones tradicionales africanas. Estas religiones, que hacen referencia a los antepasados y a una forma de mediación entre el hombre y la Inmanencia, son el terreno cultural y espiritual del que provienen la mayoría de los cristianos conversos, y con el que mantienen un contacto diario. Conviene elegir entre los convertidos algunos bien informados, con el fin de que puedan ser guías para la Iglesia en el conocimiento cada vez más profundo y preciso de las tradiciones, la cultura y las religiones tradicionales. Será así más fácil conocer los verdaderos puntos de ruptura. Además, se llegará también a la necesaria distinción entre lo cultural y lo cultual, descartando los elementos mágicos, causa de división y ruina en la familia y en la sociedad. En este sentido, el Concilio Vaticano II ha precisado que la Iglesia «exhorta a sus hijos a que, con prudencia y caridad, mediante el diálogo y la colaboración con los seguidores de otras religiones, dando testimonio de fe y vida cristiana, reconozcan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socioculturales que se encuentran en ellos». Con el fin de que los tesoros de la vida sacramental y de la espiritualidad de la Iglesia se puedan descubrir en toda su profundidad y se transmitan mejor en la catequesis, la Iglesia podría examinar, con un estudio teológico, ciertos elementos de las culturas tradicionales africanas que son conformes con las enseñanzas de Cristo.
93. Puesto que se apoya en las religiones tradicionales, se percibe hoy un cierto recrudecer de la hechicería. Renacen los temores y se crean lazos de sujeción paralizante. Las preocupaciones sobre la salud, el bienestar, los niños, el clima, la protección contra los malos espíritus, llevan en ocasiones a recurrir a prácticas tradicionales de las religiones africanas que están en desacuerdo con la enseñanza cristiana. El problema de la «doble pertenencia» al cristianismo y a estas religiones sigue siendo un desafío. Para la Iglesia en África, es necesario guiar a las personas a descubrir la plenitud de los valores del Evangelio, mediante la catequesis y una profunda inculturación. Conviene determinar cuál es el significado profundo de las prácticas de brujería, identificando las implicaciones teológicas, sociales y pastorales que conlleva este flagelo.

¿Adivinan que se ha perdido? Exacto, en primer lugar se ha perdido toda refrencia a los exorcistas. Del texto del ritual del que hablaba el obispo nigeriano conforme al tradicional y no digamos de esa afirmación de la existencia del Demonio ya se había perdido en primera instancia. Luego no tenemos referencia alguna a esos sacerdotes, religiosos y religiosas que usan de prácticas ocultistas. Curioso, la exigencia de "enérgica medidas pastorales" contra ellos se pierde también. Al final lo que queda es a mi modo de ver el criterio racionalista, tan centroeuropeo, que ve en estas prácticas cosas de ignorancia en lugar de ese flagelo maligno de las potencias del mal que sabiamente discernía el obispo africano y para cuya erradicación la Iglesia tiene como un elemento puramente evangélico el exorcismo más la oración y el ayuno. 

Así las cosas vino Asís y tuvimos que ver el gran acto idolátrico del hechicero africano en suelo sagrado y ante la presencia imperturbable del Santo Padre, tal como si un niño le hubiera recitado un bello poema. Algo muy grave pasa. Me pregunto que pensaría el monseñor africano que hizo esa petición y tantos obispos preocupados por la hechicería rampante cuando vieran al babalawo en suelo sagrado invocando a sus orishas para "protección mágica" del Papa. De todo eso ya he tratado y como no es una cosa tan inocente, aparte de la idolatría que se profesa en dicho acto. Lo peor es el ejemplo.

Quizás ahora entendamos la alarma de algunos obispos africanos en la posterior visita ad límina que harían que el Papa tuviera que rescatar esa condena de la hechicería para apaciguar los ánimos. Porque visto lo que es el desarrollo del tema en el sínodo hasta culminar en Asís, cualquiera pensaría que se están riendo de los que verdaderamente conocen el problema y su incompatibilidad antagónica con Cristo. Pero bien leída la tal condena no era condena, sino insistencia en la temática racionalista del sínodo y una triste excusa por lo que había pasado en Asís:

Un segundo escollo en vuestra obra de evangelización es el corazón de los bautizados aún dividido entre el cristianismo y las religiones africanas tradicionales. Afligidos por los problemas de la vida, no dudan en recurrir a prácticas incompatibles con el seguimiento de Cristo (cf. Catecismo de la Iglesia católica, n. 2117). Efecto abominable es la marginación e incluso el asesinato de niños y ancianos, que son condenados por falsos dictámenes de brujería. Queridos obispos, recordando que la vida humana es sagrada en todas sus fases y situaciones, seguid elevando vuestra voz en favor de sus víctimas. Pero, tratándose de un problema regional, hace falta un esfuerzo conjunto de las comunidades eclesiales afectadas por esta calamidad, procurando determinar el significado profundo de tales prácticas, identificar los riesgos pastorales y sociales que implican y llegar a un método que conduzca a su definitiva erradicación, con la colaboración de los gobiernos y de la sociedad civil.

Para colofón de todo llegó el viaje a Benín, cuna de la religión idolátrica del acto de Asís, para entregar a los obispos de África el documento del sínodo y donde con la debida intervención de ciertos agentes se habló de ese milagro del sol atribuido a la presencia de Benedicto XVI. Proximamente veremos que se dijo de la Hechicería en Benín y que pretensión parece tener en realidad el supuesto milagro.

M.D.

3 comentarios:

Eagleheart dijo...

O sea, que todo se va quedando en un lenguaje que no dice mucho (por amplio que sea el texto) y se deja de atacar al problema de raíz.

Salu2. Paz y Bien.

Rodolfo Plata dijo...

JAQUE MATE A LA DOCTRINA JUDAIZANTE DE LA IGLESIA. La importancia capital de la crítica a la cristología de san Pablo, radica en que nos aporta los elementos de juicio necesarios para darnos cuenta el fatal error que cometió Pablo en sus epístolas al cercenar la naturaleza humana de Cristo; cegando a la humanidad de la posibilidad de alcanzar la trascendencia humana y la sociedad perfecta practicando el altruismo, el misticismo y el activismo social intensos; y de la urgente necesidad de corregir la doctrina de la Iglesia formulando un nuevo cristianismo que no omita sino que acentué la trascendencia humana de Cristo que es su cualidad espiritual más importante para la humanidad, a fin de que el cristianismo afronte con éxito los retos y amenazas del Islam, el judaísmo, las corrientes de la nueva Era y la modernidad. http://es.scribd.com/doc/73578720/CRITICA-A-LA-CRISTOLOGIA-DE-SAN-PABLO

Miles Dei dijo...

Hay herejías que son locuras, como la del comentario anterior que como el pueblo de Belchite merecen que se dejen tal cual para ejemplo de generaciones futuras. Ahí la tienen. Principales errores: obviar el dogma de la inspiración y al modo de Marción hacer una separación de los libros sagrados dentro del Nuevo Testamento entre Evangelios y Corpus Paulino. Como dice San Pablo: "conviene que haya herejías", porque así se aprende por contraste.