Con estas dos premisas, si recuerdas
el principio del Génesis, debemos
ganarnos el sustento con trabajo.
el principio del Génesis, debemos
ganarnos el sustento con trabajo.
Y al seguir el avaro otro camino,
por éste, a la natura y a sus frutos,
desprecia, y pone en lo otro su esperanza
desprecia, y pone en lo otro su esperanza
¿O será que hay un gran desfase en la aplicación de la doctrina social de la Iglesia en nuestra sociedad actual comparada con las ideas que corrían en aquella España salida de la guerra civil y del que ahora empiezan a darse cuenta?
Este es uno de esos casos lamentables donde todo aquel que olvida su historia está condenado a repetirla.
Monseñor Martinez Camino, Portavoz de la CEE, (año 2012)
"El trabajo no es una mercancia más"
D. José Luis Arrese, Ministro Secretario General del Movimiento (año 1945)
"La terrible injusticia de la compraventa del trabajo"
Ustedes mismos pueden decidir, pero la cosa está bastante clara. La laguna de la doctrina social se ha ido ensanchando ante la apatía de los que tenían que haber dicho y hecho como católicos que dicen ser en todo, aún en el uso de los bienes externos.
M.D.
5 comentarios:
Pues mes estás abriendo los ojos.
Desde joven tuve claro que aquello del paraíso socialista era una trola. Pasaron algunos años más antes de que me diera cuenta de que eso de la libertad de mercado no es sino otra trola.
Y ahora descubro que, contra lo que sostienen unos y otros, el trabajo está dotado de un valor propio, independiente de su valor relativo según la oferta y la demanda.
Voy a tener que buscar documentación sobre el asunto para ilustrarme un poco.
Saturnino V.
Don José Luis de Arrese lo dice mejor, pero tanto Arrese como Mons. Martínez Camino siguen la Doctrina Social de la Iglesia, no una ideología.
Esa visión del trabajo humano como mercancía lleva a los liberales a conclusiones como que la prostitución es «una profesión más, que debe estar regulada». Tesis que ha sostenido reiteradamente Esperanza Aguirre (por ejemplo en esta entrevista, que fue comentada aquí).
El caso es que yo también pensaba así, como doña Esperanza Aguirre.
Miserere mei, Domine.
Saturnino V.
¿Por qué se acabó este blog?
No se acabó el blog, Pepa. Sólo es que he guardado un poco de silencio necesario para centrar ciertas cosas.
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