y abajo tanto influyen, que hacia Dios
son arrastrados y de todo arrastran.
Estos arcángeles asisten a los mártires mientras padecen, como también a todos aquellos que padecen persecución por la causa de Dios. En esas horas manda el bondadoso Señor, por medio de San Miguel, a un armado arcángel como protector de aquella persona perseguida. ¡Cuántos actos heroicos de propio vencimiento, de abnegación, y cuántos actos de fortaleza, sobre todo, hacen esas almas, y no pensarán quizá que lo deben a su ángel y a la ayuda que les presta! ¡Los ángeles son tan fieles en el servir a los hombres, y éstos son tan ingratos hacia sus santos ángeles custodios!
No cabe duda que hay una extraña coincidencia entre el abandono de la oración a San Miguel Arcángel al final de la Santa Misa y la gran crisis presente de la Iglesia. No se ve a simple vista, pero basta mirar a los que trataron a los ángeles durante siglos para entenderlo y el maltrato que se les da hoy día.
Del la obra de donde he tomado la cita anterior, esta otra sirva de meditación sobre lo que conviene tratar a los ángeles:
Aun entre los ángeles malos y demonios hay un orden mayor que acá en la tierra. Aquel lugar de donde un ángel se aleja, luego viene un demonio a ocuparlo, ejerciendo en él su. actividad
Sancte Michael Archangele, defende nos in praelio.
Contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium.
Imperet illi Deus, supplices deprecamur.
Tuque princeps militiae caelestis,
Satanam aliosque spiritus malignos,
qui ad perditionem animarum pervagantur in mundo
divina virtute in infernum detrude. Amen
M.D.
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